Fiscalización Transformadora

En muchos sentidos, Tamaulipas solía ser tierra de contrastes. Estridente en lo político y reinaba el silencio, cuando se fiscalizaba el recurso público. Durante años, la fiscalización se consideraba como una simple formalidad, como una función lejana del quehacer público, casi invisible. Se auditaba para cumplir, no para corregir; se observaba para archivar, no para actuar.
Hoy con toda humildad, pero también con toda claridad puedo asegurar que estas cosas están comenzando a cambiar, y están cambiando desde adentro, desde las entrañas de este gran ejercicio público, vital para el fortalecimiento de la democracia.
Como Auditor Superior de Estado, he asumido la responsabilidad no solo de revisar cuentas, sino de revisar prácticas, romper inercias y ayudar a reconstruir la confianza ciudadana, consciente que las y los tamaulipecos quieren saber en qué se gasta sus impuestos y estar al tanto de que cada peso del presupuesto estatal y municipal tenga sentido, destino y resultado.
Por esta causa, en la Auditoría Superior del Estado estamos instaurando, poco a poco, un nuevo modelo de fiscalización, que apegado estrictamente a lo que marca la constitución y las leyes que la sustentan, está dando a esta práctica mayor rigurosidad, utilidad y significación ética.
Las cifras, los números y los datos no mienten. Hace unos días tuve la oportunidad de reunirme con la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior del Congreso del Estado para exponer los informes detallados de la cuenta pública 2023. Realizamos 195 auditorías que se aplicaron a un total devengado que asciende a más de 121 mil 500 millones de pesos. Por primera vez, los 43 municipios del estado tuvieron observaciones. Detectamos más de 11 mil millones de pesos como monto de en el ámbito municipal, de observaciones no solventadas, lo que representa un incremento de más del 3,300% respecto al año anterior.
Sé que estas cifras pueden parecer alarmantes, pero quiero subrayar algo: esto no significa que haya más corrupción, sino que hay una auditoría más rigurosa en lo técnico y más útil en lo humano. Hay ahora una fiscalización más comprometida con la transformación, más profesional y de mayor alcance, gracias a la incorporación de nuevas tecnologías digitales y criterios de evaluación de desempeño, así como a la integración de mejores prácticas nacionales e internacionales. Hay, en síntesis, una nueva forma de auditar, técnica, ética y humana. Se está viendo ahora lo que antes se ignoraba, más allá de consignas, colores, o compadrazgos. Se acabó el te reviso, pero no te toco. Terminamos con el "quedabienismo".
En el informe se destaca asimismo, en coordinación con la Auditoría Superior de la Federación, la adopción de innovaciones metodológicas como las Auditorias Colmena, así como la integración sistemática del análisis de cumplimiento de las reglas de disciplina financiera. Se incorporaron también nuevas herramientas digitales y criterios de evaluación de desempeño, elevando con todo ello, el estándar de fiscalización a niveles no registrados en ejercicios anteriores.
Adicionalmente, a todo esto, lanzamos una estrategia para que la fiscalización no sólo detecte errores, sino que ayude a corregirlos. Capacitamos a los entes auditados, facilitamos procesos, y cuando es necesario, presentamos denuncias.
En 2024, formalizamos 45 denuncias penales, el doble del total acumulado en 8 años anteriores. Iniciamos 79 procedimientos de imposición de multas y más de 79 procedimientos de responsabilidad administrativa, conscientes que para mantener cuentas claras, es imprescindible, dar la cara y alzar la voz a favor del ciudadano.
En la reunión de trabajo también se habló de organismos operadores de agua en ruina, sin recaudación ni control. Se mencionó la falta de disciplina financiera municipal. Y se denunció, con cifras, que las observaciones antes se daban por solventadas, sin haber corregido nada.
La confianza ciudadana se construye con resultados. La rendición de cuentas no es un trámite. Es un principio democrático. Por eso entregué a la Comisión de Vigilancia del Congreso un proyecto de reforma a la Ley de Fiscalización del Estado, para que, de la mano del código penal, cierre lagunas legales, fortalezca las sanciones y asegure que cada hallazgo tenga consecuencias.
Aprovecho la oportunidad para agradecer a las y a los Diputados de esta Comisión su comprensión y la gran coincidencia que tuvieron en valorar el cambio que se vive ya en la ASE de Tamaulipas, a través de un nuevo modelo de fiscalización.
Nuestro reconocimiento al Presidente de la Comisión, Diputado Eliphaleth Gómez, a la Secretaria de la Comisión; Diputada Ana Laura Huerta; La Diputada Mercedes del Carmen Guillén quien reconoció que nunca antes se había dado un convenio de coordinación con la ASF como el actual, mientras que Úrsula Patricia Salazar afirmó que "por fin los tamaulipecos pueden confiar en su auditoría"; En tanto, Francisca Castro Armenta y Claudio de Leija solicitaron mayor énfasis en temas críticos como la deuda municipal y la eficiencia de los organismos operadores de agua.
Para terminar esta nota, hago una reflexión final. En tiempos donde muchas auditorías callaron, la ASE de Tamaulipas está empezando a hablar, dejando de ser un archivo de observaciones para convertirse en un agente de cambio. Está actuando con imparcialidad e independencia, actuando donde otros disimulaban.
El reto, mantener el paso en lo técnico, en lo ético y en el sentido humano. Sé que el camino es complejo. Pero también sé que la confianza se construye con hechos. Por eso, cada dato que presentamos, cada denuncia que firmamos y cada irregularidad que visibilizamos, es un paso hacia una fiscalización que ya no adorna: transforma. Y en esa ruta continuaremos adelante.