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Estado de excepción

Legalizar el delito no quiere decir que vivimos en justicia.

La aberrante gestión legislativa, al servicio no del Poder Ejecutivo, sino de una gavilla de delincuentes, que se ha dedicado a usar el poder público para alimentar sus insaciables apetitos, nos dicen que no hay gobierno.

Estado de excepción

Los legisladores de MORENA, que denunciaron la situación reinante en Tamaulipas, hasta para considerar la desaparición de Poderes, se quedaron cortos en sus argumentos.

Sí, se ha violentado la soberanía popular revirtiendo la decisión manifestada en la urnas el año pasado, para que hubiera equilibrio de poderes, con una mayoría morenista en el Congreso Local, liquidada a golpe de amenazas y cochupos.

Por supuesto que es un atentado, ya no digamos al estado de derecho, a la simple lógica, el que en una sesión se reformara la ley y desconociera el gobierno legislativo, con una votación de mayoría simple, para enseguida imponer candados que impidieran revertir el hurto, e imponer plazos para el sometimiento en un primer plano y la graciosa huida en el segundo.

Amarrar las "dispensas de turno" a la mayoría calificada –dos terceras partes de los votos-, permitiría que no tuvieran que repetir esa enésima aberración de, también en una misma sesión, andar comprando conciencias para aprobar lo que unos instantes antes se había rechazado.

Además, cuando la justicia los alcance, si las instancias jurisdiccionales reivindican las primicias que les dieron origen, tendrán toda una semana para intentar evadirse de responder por los tantos delitos que han cometido.

Pero más allá de las cuestiones estructurales y operativas para la impunidad, el Congreso ya había dejado de serlo, cuando sin las mayorías forzadas, aprobó leyes para el despojo, el robo y el saqueo de la "familia gobernante".

Leyes familiares, para que ellos, y nadie más, pudieran apoderarse de cuantos inmuebles se les antojara con "reportar su disponibilidad", candados para que eventualmente los funcionarios respondan por el saqueo del presupuesto de su parte, manga ancha para las expropiaciones y ventas simuladas a priori de patrimonios ajenos, por citar algunos ejemplos de lo más público y conocido.

En ese momento desaparecieron los poderes de Tamaulipas y se instauró la ilegalidad institucionalizada.

Son argucias legaloides, complicidades y compromisos inconfesables, los que sostienen a los actuales titulares de los tres poderes del estado de Tamaulipas en sus cargos.

Debaten y aclaman recovecos jurídicos, pero no han desmentido de manera contundente, con pruebas y testimonios reales, el rosario de delitos que han cometido y siguen haciéndolo.

La timidez con que los legisladores morenistas denuncian y claman justicia, seguramente no impedirá que la delincuencia política siga medrando a costa del interés y el bienestar de los tamaulipecos.

Quizás su apuesta sea a largo plazo, a que los ciudadanos conviertan el mal humor social que les ha generado el desaseado ejercicio del poder panista en reclamo y despecho, más allá de las urnas.

Esa sería la menos peor de las posibilidades, por la reivindicación de los ciudadanos.

Ayer, finalmente, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, emitió la sentencia definitiva por la que da legalidad a la postulación de MORENA en la persona del doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA como su candidato al gobierno de Tamaulipas.

Todavía MAKI ORTIZ se pronunció por redes sociales, reclamando que la justicia no se haya dado "pronta y expedita", cuando fueron sus reiteradas impugnaciones, las que trajeron su reclamo de ida y vuelta, entre las instancias internas del partido y las jurisdiccionales, locales y federales.

Si desde el inicio hubiera aceptado que fue un proceso de designación al que se inscribió, que la paridad ya se había aplicado en otros tres estados donde también se renueva gubernatura y que nunca gozó de las simpatías mayoritarias, como se lo dijo el partido y los tribunales, cada que se tocó el caso, hace mucho se habría finiquitado el tema.

Aparte, pronto concedió razón al partido MORENA por no postularla, al evidenciar que sus pleitos con le nomenclatura azul eran fingidos, como una agente que quería ser infiltrada para dilapidar el bono electoral morenista.

Ya sus empleados fueron a formarse en la valla de la campaña panista y sus voceros pasean encuestas sin membrete, en la que se asegura que su partido de siempre "anda muy bien posicionado".

Ahora, si quieren denunciar violencia política de género, debe hacerlo contra quienes la pusieron en esa condición de infiltrada, exponiéndola a todo lo que le ha pasado y las vergüenzas que ha de seguir pasando.

El dirigente nacional de MORENA, MARIO DELGADO CARRILLO, siempre sí, ayer estuvo en Tamaulipas, acompañando en su gira por González y El Mante, a su candidato a la gubernatura AMÉRICO VILLARREAL ANAYA.

Le dio trato de "Gobernador" y alentó a dar paliza en la elección del 5 de junio para restregarle su error y calidad de traidores a la patria, a los partidos y diputados federales del PAN, PRI, PRD y MC que votaron a favor de las empresas extranjeras y en contra de la reforma eléctrica.

DELGADO el domingo regresa, igual, para estar aquí, al tiempo del primer debate organizado por el Instituto Electoral de Tamaulipas, con moderadores chilangos "de alta factura".

El candidato panista, por su lado, ayer sostuvo encuentros con vecinos de Villa de Casas; La Pesca, el ejido Tampiquito y la cabecera municipal de Soto la Marina, en lo que ha denominado un diálogo cara a cara, con lenguaje no rebuscado, libre de poses y con propuestas claras.