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El Siervo de la Nación

  • Por: SANTIAGO CREEL MIRANDA
  • 06 OCTUBRE 2022
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El Siervo de la Nación

 El 30 de septiembre pasado tuve el honor de estar en Morelia, fui invitado como Presidente de la Cámara de Diputados, a nombre de todas y todos los legisladores que la integran, para dar un discurso en memoria de uno de los héroes más añorados por todos nosotros: don José María Morelos y Pavón, el Siervo de la Nación, a 257 años de su nacimiento.

De origen humilde, José María fue desde muy joven sostén de su casa y decidido emprendedor en las labores del campo. Fue perseverante, autodidacta de sus saberes, esfuerzo que le permitió entrar al Colegio de San Nicolás, lo que a la postre lo vinculó al rector Miguel Hidalgo y Costilla.

En 1810, al enterarse que su maestro Miguel Hidalgo se había levantado en armas por la Independencia, Morelos a los 45 años mostró otra de sus virtudes: su arrojo para luchar por el cambio, para a hacer realidad mejores condiciones de vida para todas y todos y por el respeto a la ley.

Al llamado de Miguel Hidalgo, el cura de Carácuaro emprendió su gesta insurgente, inspirado en las ideas de la ilustración de aquel entonces, que habían sido motor de la independencia de las Trece Colonias en Estados Unidos de América y de la Revolución Francesa. 

Una vez que los insurgentes dominaron un territorio considerable, Morelos convocó a un Congreso para que se ejerciera la soberanía y organizara el gobierno. El Congreso se inauguró el 14 de septiembre de 1813 en Chilpancingo con la lectura de los Sentimientos de la Nación. 

Fue el primer Congreso independiente de la corona española, origen de todos los parlamentos que han existido en México hasta hoy. Morelos también es padre del Congreso Mexicano. 

Los Sentimientos de la Nación resumen su ideario. Son el plan constitucional que había pensado y reflexionado para el México independiente. Entre los principales puntos del Documento, destaca que la soberanía dimana del pueblo. 

Plantea también una organización de gobierno tal, que evita la concentración de poderes y protege a las personas y a sus propiedades.

Apasionado impulsor de la Independencia, Morelos tenía claro que para que ésta fuese viable y permanente se debían establecer reglas fundamentales que dieran orden, que contuvieran los excesos y otorgaran certidumbre para avanzar y tener un mejor futuro. 

La Constitución de 1814 ya reconocía el fundamental principio de la división de poderes, mismo que hoy sigue vigente. Además, establece una salvaguarda que limita el poder público al evitar que se reúnan dos o más poderes en una sola persona o corporación. 

El sistema de los tres poderes tiene como su principal función definir al poder público, limitarlo y establecer controles y equilibrios. 

El cuerpo Legislativo del cual formo parte, como Presidente de la Cámara de Diputados, está obligado a defender el sistema de División de Poderes que fue justamente propuesto por Morelos en la Constitución de Apatzingán. 

Es el pensamiento de Morelos, plasmado en el constitucionalismo mexicano, hasta hoy: la Constitución es suprema, la constitución es soberana, representa al pueblo, quien conviene el pacto social que determina la coexistencia pacífica. 

A más de dos siglos, el legado del Siervo de la Nación, está hoy vigente en la mente y en el corazón de todos nosotros. La vía constitucional que abrió el Siervo de la Nación es la hoja de ruta para dar cauce a los actuales reclamos sociales.

La Constitución y el Congreso de la Unión son el piso firme para que la diversidad y pluralidad de nuestra sociedad se exprese en democracia y libertad. Es el Congreso donde se defienden nuestros derechos, es el espacio que nos permite dialogar, convenir políticas y los cambios que mejor convengan al bienestar de todas y todos los mexicanos. 

Sigamos el ejemplo de Morelos, seamos fieles a nuestros sentimientos y amor a nuestra patria. Reafirmemos la grandeza mexicana. (Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados)

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