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El fiscal desbocado
Si bien nunca llegó a ser totalmente un "fiscal carnal", Alejandro Gertz Manero sí transitó sus primeros tres años como titular de la Fiscalía General de la República con una imagen y una actuación de cercanía política y afectiva al gobierno del presidente López Obrador. La mayoría de sus acciones y decisiones en ese tiempo estuvieron siempre tamizadas y avaladas por el visto bueno presidencial y no había investigación o carpeta judicial que sorprendiera en Palacio Nacional, donde conocían de antemano los movimientos y actuaciones que emprendería la Fiscalía.
Pero de unos meses para acá eso cambió. El fiscal Gertz Manero, que siempre quiso reivindicar su autonomía constitucional, comenzó a tomar una serie de decisiones que no necesariamente iban en sintonía con la agenda del gobierno y empezó a sorprender a la 4T y al mismo presidente con negociaciones, investigaciones y carpetas abiertas incluso contra personajes de la clase gobernante con los que el fiscal había entrado en conflicto ya sea personal o político.
La salida abrupta de Julio Scherer Ibarra y su alejamiento de la oficina presidencial, llevaron a Gertz a moverse libremente, pues el exconsejero jurídico era la "correa de transmisión" entre la Presidencia de López Obrador y la FGR.
A partir del cambio en la Consejería Jurídica, en septiembre pasado, Gertz Manero abrió no sólo carpetas contra Scherer Ibarra, también ordenó investigar al extitular de la UIF Santiago Nieto, a quien empezó a investigar cuando estaba en el cargo.
A las venganzas y reyertas contra los de casa, se suman otras acciones del fiscal que han agudizado la percepción de que Gertz Manero perdió el rumbo y el sentido de la primera Fiscalía autónoma en el país: entre su controvertida actuación en el caso de cuñada Laura Morán Servín y su hija Alejandra Morán, a la que mantiene presa, y el giro que dio en el caso Lozoya, luego de la burla pública de Emilio Lozoya cenando pato en un restaurante de lujo, el fiscal se ha ido a extremos en los que ahora solicita 20 años de cárcel para la madre de Lozoya, Gilda Austín, a quien acusa de ser cómplice del exdirector de Pemex.
Esas y otras decisiones del fiscal, como la de negociar un criterio de oportunidad para el abogado Juan Collado, a cambio de que este acusara a Julio Scherer de haber ordenado extorsionarlo a través del abogado Juan Antonio Araujo, llevaron a que el presidente le ordenara al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, reunirse con Alejandro Gertz para frenar ese negociación, según reveló en estas páginas el columnista Roberto Rock, en un encuentro que tuvo lugar a mediados de diciembre pasado.
Adán Augusto tuvo que entrar a tratar de frenar al fiscal desbocado y a intentar retomar la "correa de transmisión" que se rompió con la renuncia de Julio Scherer. Y aunque el tabasqueño es ahora el gran operador político de todas las confianzas del presidente, en el mismo gobierno, reconocen que el titular de Segob no tiene todavía el mismo nivel de control y ascendencia que llegó a tener el exconsejero jurídico con el fiscal general de la República.
Esta misma semana Adán Augusto recibirá a Santiago Nieto, luego de que el jueves se difundieran documentos oficiales que confirman las investigaciones abiertas en su contra y la de su esposa, por parte de la FGR. Veremos si el secretario de Gobernación logra apaciguar y centrar al fiscal que claramente confunde la autonomía que le da la ley, con un ejercicio personalista y patrimonialista de su cargo en el que, más allá de procurar justicia de manera imparcial, profesional y sin sesgos políticos, Gertz está utilizando a la Fiscalía en contra de cualquiera que sea su enemigo o lo desafíe.
¿Será la edad o será, como nos dijo un destacado miembro de la 4T que "cuando el fiscal es bravo, hasta a los de casa muerde"?