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¿El adicto, o no puede, o no quiere salir del hoyo? III
Los viejos moldes
Dentro de la capacitación emocional que emprendo en los anexos, insisto mucho en despertar conciencia entre los jóvenes para aplicar la palabra mágica de la recuperación, que es "acción" y emprender un cambio radical, romper con las viejas amistades, cancelar todo vehículo de comunicación, personal o cibernético, no frecuentar los lugares donde hay drogas y donde te drogabas, cancelar todo tipo de comunicación neurótica en casa, cancelar las relaciones de parejas toxicas, abandonar la cama y romper con la rutina, hacer ejercicio, romper conductas toxicas, respetar horarios, cerrar círculos, recurrir a la oración y la meditación como herramienta de la recuperación, bailar, cantar, reír, cerrar círculos, hacer cosas diferentes y divertidas, bajar los niveles de ansiedad, convivir con la familia, ir a un grupo de autoayuda, levantar la autoestima, darle vitaminas al cerebro y hacer un plan nutricional, en pocas palabras, echarle los kilos a la vida.-
Hechos son amores y no buenas razones
Tres o cuatro meses, regresan al anexo por recaídos y forman parte de las estadísticas que señalan que en clínicas y anexos, de cada diez internos, nueve recaen y no es que no funcionen las instituciones, la razón, es muy simple, el adicto no quiere y no puede salir del infierno, hizo y hace todo lo contrario, se siguió juntando con las viejas amistades, no dejo de frecuentar los lugares donde hay droga y él se drogaba, no cerro círculos, no fue a grupo, no dio servicio, se hizo adicto al colchón, a la pereza, se hundió en depresión y tomo el camino ms fácil, según él, según ella, el sustanciarse, más de lo mismo, no hubo cambios, igual o peor de neurótico, egocéntrico, aislado, resentido y de nuevo, toco fondos, de esta manera, el drogadicto se hunde cada vez más en el pantano de las arenas movedizas y claro, que no les vas a poner una pistola para que no caigan en los viejos moldes, ni les vas a poner un guardaespaldas, esta es el juego de Juan Pirolero, que cada quien atienda su juego y el que quiera azul celeste, que le cuesta, hay que recordar, que de lengua, me como un taco.-
El meollo del asunto
Yo soy un recaído, tenía periodos de abstinencia, pero no de sobriedad, tuve que caer más abajo que abajo, en el último nivel del sótano, para aceptarme como un enfermo alcohólico y drogadicto, neurótico, maniaco depresivo, celoso empedernido, egocéntrico, machista y todo lo que soy, en estos 22 años, con mi propia experiencia y con el conocimiento que genera el escribir mi columna, semana a semana, De adicto a ADICTO, además de mi permanente contacto con enfermos, familiares y profesionales de la salud, mas mis investigaciones periodísticas como reportero, considero que la clave para la recuperación, tiene sólidos fundamentos en combatir la ansiedad, la que en mi opinión, es la gasolina, de esta perra enfermedad, maldita enfermedad perversa del alma y considero que el adicto, sea cual sea su sustancia o conducta, debe de trabajar a fondo, para encontrar el equilibrio, es la ansiedades la que impulsa la compulsión del ludópata, o del alcohólico, igual, es la ansiedad, la que hace trizas al farmacodependiente o al comedor compulsivo y mientras los niveles no bajen, el riesgo de recaer, es enorme y es como si trataras de parar el tren bala