Curvas opuestas

Nuestro país, nuestro Estado, nuestra región y nuestro municipio, están viviendo un escenario político económico y social que rompe todos los paradigmas antes mostrados.

En el siglo XX las conversaciones y encuestas en torno a una elección presidencial, de gobernador, de alcaldes e inclusive de senadores y diputados, tendía a ser bastante aburrida; los amigos, la familia, los burócratas, en fin, la sociedad toda sabía quién ganaría la elección: quién contendía por el partido en el poder, el PRI, y esto inclusive hasta el penúltimo sexenio del siglo pasado, hasta el de Carlos Salinas de Gortari.

Iniciando el presente siglo XXI, las cosas cambiaron, ya en el último sexenio del siglo pasado el último Presidente del mismo de extracción priista, Ernesto Zedillo Ponce de León mencionaba frases que rompían con el paradigma establecido, como la que retumbaba en los oídos de los mexicanos todos, pero en especial para quienes se consideraban militantes priistas, sí, la que decía: “Mi gobierno guardará una sana distancia con el partido (PRI)’’.

Con la llegada a Los Pinos en el año 2000 con Vicente Fox, la población comenzó a cuestionarse más acerca de quién sería su sucesor en el 2006, ya no existía más la hegemonía de un PRI omnipotente, ahora inclusive la disputa se daba más entre el PAN y el PRD (Felipe Calderón vs. Andrés Manuel López Obrador), el escenario político económico y social había cambiado para la población mexicana toda.

Con el regreso del PRI a Los Pinos en 2012, la esperanza era que habría logrado reformarse y adaptarse a las nuevas exigencias de la población mexicana, pero la actuación del presidente Peña Nieto dejó mucho que desear desde los primeros años de su sexenio, de tal manera que las encuestas lo ubican con un grado de aceptación bastante bajo, vaya, el más bajo registrado para un Presidente de la República, habiendo llegado a estar en el 15% de aceptación contra un 85% de rechazo durante el mes de abril del presente año, ahora pareciera levantar un poquito para ubicarse en un 20% de aceptación, uno todavía bastante bajo.

Menciono esto por el hecho de que ahora, a menos de un año de la elección del 1 de julio del 2018, hablar acerca de las preferencias electorales en el país es mencionar que las encuestas ubican al socialista Andrés Manuel López Obrador y su MORENA a la cabeza, seguido por el PAN y ubicando en tercer lugar al PRI.

El que el PRI se encuentre en un tercer lugar es consistente con el grado de aceptación que la población tiene acerca del presidente Peña Nieto, éste se ha encargado de “empinar” a su propio partido.

El que las encuestas ubiquen a AMLO en primer lugar al día de hoy, suena consistente con lo que la población menciona acerca de que tanto el PRI como el PAN ya lideraron el gobierno federal y ambos han decepcionado; ahora al menos la mayoría de la población (según las encuestas) quieren lo que es diferente y eso lo representa AMLO.

Esto sin duda alguna influirá en las elecciones locales para alcaldes, diputados federales y senadores en nuestro Estado. ¿Podrá el PAN aprovechar la inercia de triunfo del año pasado? Porque mientras el PRI va en picada, AMLO va en franca subida, así se ven las curvas opuestas.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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