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Corporativismo Anacrónico

  • Por: ORLANDO DEÁNDAR MARTÍNEZ
  • 10 MAYO 2018
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Corporativismo Anacrónico

En los tiempos del partido hegemónico, definido con precisión por el escritor Mario Vargas Llosa como la Dictadura Perfecta, era válido que los trabajadores organizados del país, generalmente afiliados a la Confederación de Trabajadores de México, fueran el "Sector Obrero" del PRI; pero, en una democracia incipiente, que apenas se está construyendo sobre las bases de un pluralismo ideológico y político, en que caben todas las corrientes de pensamiento, eso ya no es posible.

Corresponde a los sindicatos, sea de la CTM o de  otros, defender los legítimos derechos de los trabajadores, representándolos con acierto y eficacia en las negociaciones obrero-patronales; pero no arrogarse la representación política en una especie de corporativismo trasnochado que sería negar el derecho que tiene cada mexicano, independiente del modo de ganarse la vida, a votar y ser votado con absoluta libertad y de manera individual, consiente y responsable.

Los arranques demagógicos de Fidel Velázquez prometiendo millones de votos de los trabajadores a favor de los candidatos del partido oficial, no pasaban de ser simples algaradas, porque, a la hora de votar, cada quien lo hacía por quien le daba la gana. 

Tradicionalmente, en los sectores petroleros, cuyos líderes prometían el voto cautivo de sus representados, el partido oficial siempre perdía aunque los otros candidatos fueran muy malos. Era el voto de castigo.

Si eso sucedía en pleno auge del partido hegemónico; ahora que el ciudadano se ha percatado del poder de su voto, que un líder, que una lideresa diga que los trabajadores de su sindicato han comprometido su voto al PRI, es una absurda imposición.

Es un anacronismo de la noche oscura que no volverá a repetirse en este país en donde la conciencia cívica va ganando espacios y cada vez es mayor el número de personas que razonan su voto y van a elegir a quien realmente atienda sus demandas y necesidades.

El obrero, el maestro, el profesionista, el empresario, han despertado al ejercicio político y si se han agrupado en sindicatos o gremios, es para defender sus intereses en un estado de Derecho y con plena justicia democrática; no para votar colectivamente, como pretenden los representantes que se han erigido en pastores de un rebaño de ovejas que no piensan y que con la cabeza gacha sigue el sonido del cencerro del que va adelante y sirve de guía.

Decir que la CTM es el sector de un partido o de otro, es un anacronismo inaceptable en pleno siglo XXI.


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