Columnas - Ernesto Salayandia García

Cadenas destructivas, contaminación familiar III

  • Por: ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
  • 29 OCTUBRE 2021
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Cadenas destructivas, contaminación familiar III

Foto: archivo.

Ausencia de valores

Lo que bien se aprende, jamás se olvida. En casa, los niños aprenden a faltarse al respeto, escuchan las mentiras que se dicen sus padres, son testigos de los interrogatorios tipo policía judicial federal, de cómo se intimida a la pareja y se le califica como mentiroso, mentirosa. Aprende a no cerrar círculos, la cochera puede ser el reflejo de un hogar de gitanos, el desorden total y ese cochitril, jamás tiene arreglo, al contrario, cada vez el desorden aflora, aprenden a no dar las gracias ni a valorar por los alimentos que reciben, se sienten merecedores, las rutinas mal encausadas, daños a nuestros hijos que no los educamos a que recojan su ropa sucia, la toalla húmeda que normalmente la dejan en la cama o tirada en el suelo, se les enseña a que la pereza es un sello de distinción, no tienen sentido de responsabilidad, duermen todo el santo día, abusan de sus horarios y llegan a la hora que se les viene en gana, no hay la más mínima muestra de respeto a la autoridad, se sienten igual y actúan al tú por tú con sus padres, los hábitos de higiene y del orden, distinguen contrariamente su recamara, el guardarropa es propiamente un desastre, los zapatos sucios, sus útiles escolares, mal acomodados, maltratados y manchados de guacamole o salsa, hay tantos hábitos en esta cadena de decadencia, que no son más que los ingredientes de un adicto, quien no valora, ni se esmera por la calidad de vida, y eso lo aprende y lo aprende bien en su casa, donde no contribuyen en lo más mínimo, reniegan por todo y por nada, se niegan a hacer la más mínima tarea en benéfico del bienestar común y no hacen otra cosa más que acreditar su tendencia de ingobernabilidad, sello de distinción de un rebelde sin causa, un adicto compulsivo, por demás toxico.- 

Tú eres el arquitecto de tu destino

Dice el dicho y dice bien... Lo que no haz de querer...en tu casa lo haz de tener. Un bebé entre uno y tres años, recibe de sus padres toda la canela para ser un buen niño o un niño insoportable, berrinchudo, neurótico, niño caime mal, si el niño es complacido en todo lo que quiere, se le da lo que pide en el instante y cuando ellos dicen no, no y no, y el niño hace un escándalo, se atraganta, se pone morado del coraje, se tira el suelo y es cuando los padres complacientes acceden y le dan lo que el niño quiere. Estos tres años son fundamentales para forjar la vida de un ser humano, es aquí donde se gana o se pierde, por desgracia las facturas que hay que pagar son muy caras, te habrá de sacar canas verdes, su vida será un desastre, pésimo estudiante, vago, violento, alcohólico, soberbio y tarde que temprano, un súper adicto; pero el origen es esa cadena de ingobernabilidad, el mal que se le hizo al complacerlo, al permitirle sus panchos, sus berrinches y sus patrones de conducta de niño caime mal. No es necesario golpear a un niño berrinchudo, no es necesario agredirlo, violencia engendra violencia, la mejor manera es la inteligencia emocional, educarlo con razonamiento, buen entendimiento, y cuando haga sus panchos, ignorarlo, incluso buscarle un lugar apropiado para que desahogue su ira, este puede ser el patio o el baño de la casa, pero jamás se deben de doblar las manos ante la ingobernabilidad de un niño, debido a que lo haces manipulador, todo un experto en chantaje emocional, él va a controlar tu vida y tus emociones y después, después, será demasiado tarde. Nadie quiere un drogadicto en casa.- Nadie.- ¿ Tu si? – ernestosalayandia@gmail.com 614 2 56 85 20 .- https://www.youtube.com/watch?v=kK0ItWG00JY gracias por compartir.- 

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