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Biden resiste
El asalto a la democracia del republicanismo extremista no logra sus objetivos y el Partido Demócrata se mantiene
El tsunami trumpista no ha llegado. Estados Unidos ha vivido unos trascendentales comicios en los que se jugaba mucho más que la elección de senadores, representantes, gobernadores y miles de cargos estatales y locales. El propio futuro de la democracia estaba en parte en juego. El resultado electoral muestra un país dividido, pero también avanzan algunas señales de rechazo a las posiciones más extremistas, lo que permite albergar esperanzas de que la democracia ha pasado la prueba.
La arrolladora "ola roja" que pronosticaba Donald Trump se ha quedado corta porque los demócratas han resistido mucho mejor de lo que se esperaba. Tienen grandes posibilidades de mantener el control del Senado y han perdido la Cámara de Representantes por un escaso margen. Si los republicanos querían que esto fuera un referéndum sobre Joe Biden, este ha logrado una victoria moral, pues los datos provisionales apuntan a que es el presidente menos castigado en unas legislativas en los últimos 20 años, pese a lidiar con la inflación más alta en cuatro décadas y una fuerte erosión de su popularidad.
Biden aprovechó que tenía a Trump enfrente para hacer una ardua defensa de la democracia que parece haber rendido sus frutos. Pero esa especie de dulce derrota no puede ocultar que a los republicanos les bastará controlar la Cámara de Representantes por estrecha mayoría, como indican los primeros resultados, para tratar de hacer la vida imposible a Biden con un bloqueo legislativo, comisiones de investigación y procesamientos políticos justificados o no, así como un cuestionamiento del apoyo económico y militar a Ucrania ante la agresión rusa.
Los republicanos se han quedado muy por debajo de sus expectativas. Algunos de los candidatos más extremos apoyados por Trump han sido claramente derrotados, lo que muestra las limitaciones electorales del expresidente. Arrasa entre las bases más fieles del Partido Republicano, pero genera división y un amplio rechazo en el conjunto del electorado. El panorama apocalíptico de Estados Unidos que dibujaba en su campaña de trazo grueso no ha calado en los votantes tanto como él esperaba. De hecho, algunos consideran que el resultado republicano habría sido mejor sin el protagonismo del expresidente.
Este martes marcaba en muchos sentidos el inicio de la precampaña de las presidenciales de 2024, cita a la que se espera que se postule el magnate neoyorquino la próxima semana. Sus posibilidades de triunfo entonces tal vez no sean tantas como las que él mismo cree.
El secretario de Estado de Georgia que se negó a "encontrar" los votos suficientes para que Trump ganase en las presidenciales de 2020 ha sido reelegido. Es otra buena noticia que tampoco en este caso puede ocultar que unos 200 negacionistas electorales, instalados en diferente grado en el bulo de que a Trump le robaron las elecciones, han salido elegidos. Muchos de ellos serán congresistas, pero además otros aspiran a cargos como el de secretario de Estado o gobernador con responsabilidades directas sobre la organización y la supervisión de las futuras elecciones. Ese es otro motivo de preocupación, aunque el escrutinio final todavía llevará unas horas o incluso quizá, en algún caso, días. En otros casos, el margen será tan estrecho que existe el peligro de alimentar de nuevo el conspiracionismo.
Aunque la organización electoral de determinados Estados deja mucho que desear, la jornada se desarrolló sin graves problemas y sin violencia, un alivio para la tensión extrema que viene soportando el país. Hubo retrasos, fallos técnicos e incidentes menores que Trump y los suyos trataron de instrumentalizar, pero la normalidad democrática se impuso. A medida que termina el escrutinio en algunas circunscripciones ajustadas, falta ver si los candidatos trumpistas que han perdido son capaces, esta vez sí, de asumir su derrota.