¡Atrévete a ser auténtico!
La conciencia de sí mismo es algo que se descubre más o menos a los dos años después de haber nacido, el día que por primera vez nos vemos reflejados en un espejo y nos reconocemos, en ese momento comenzamos a estar conscientes de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos, y de las sensaciones que nos provoca el medio que nos rodea, descubrimos que somos uno. El deseo de conocerse a si mismo parece que es algo natural y sencillo, sin embargo hay quien se pasa media vida tratando de averiguar su verdadero ser y nunca lo logra del todo.
Los casos extremos serian los de los transexuales, que llegan a modificar su apariencia a través de la cirugía, pues sienten que su verdadero ser es del sexo contrario al que les asigno la naturaleza. Estas personas tienen que ser evaluadas psicológicamente antes de que se les permita oficialmente cambiarse de nombre y adoptar un género opuesto al que se les asignó cuando nacieron de acuerdo a los genitales que presentaban. Estos casos son difíciles de asimilar para la sociedad, y aunque ahora se sabe de más casos que antes, pues en innumerables programas se ha hablado del tema y las personas transexuales han adquirido derechos, no dejan de ser casos extremos.
En la mayoría de las personas se observa una búsqueda de sí mismos durante la adolescencia, los jóvenes experimentan con su pelo, su ropa, las perforaciones, los tatuajes, en fin, su comportamiento en general cambia con el fin de ser diferentes, de ser originales, auténticos.
La autenticidad esta correlacionada con los conceptos de bienestar mental, vitalidad, autoestima y los mecanismos de autodefensa. Cuando una persona es auténtica y vive de acuerdo al concepto que tiene de sí mismo se siente satisfecho con su vida, pues no tiene nada que reprocharse, lo que le brinda un bienestar mental, una paz consigo mismo. El conocimiento de uno mismo, de nuestras habilidades y también debilidades, nos hace sentir más seguros de nuestras decisiones. Alguien con una autoestima saludable puede enfrentarse a la vida seguro de que sabrá manejar cualquier problema por sí mismo sin temor de caer presa de comportamientos auto-destructivos como la dependencia del alcohol y las drogas.
Las personas autenticas saben su valor y confían en sus habilidades, lo que les permite superar cualquier reto o alcanzar las metas que se proponen. No se sabe si todos estas características positivas del ser se desarrollan a partir de la autenticidad o viceversa, pero las personas que no son autenticas tienden a ser también seres inseguros, fáciles de apabullar, desconfiados y recelosos.
Los filósofos de la antigua Grecia, Sócrates y Aristóteles, mantenían que todos tenemos un ser interno en espera que lo descubramos y que logremos actuar de acuerdo a todo lo bueno que se espera de nosotros. Después los filósofos en la Edad Media relacionaban el concepto de ser autentico con la moral y la religiosidad, ellos mantenían que la gente actuaba de buena fe porque era su verdadera naturaleza, la que le fue dada por Dios.
Los Existencialistas del siglo XX, como Sartre, comenzaron a preguntarse si de verdad existía algo interno que nos determinara, ellos proponían el concepto que el ser interno se creaba a partir de nuestras acciones. Para los cristianos el verdadero ser es el alma inmortal, la cual todos poseemos, sin embargo solo cuando pasamos a mejor vida sabremos a ciencia cierta cómo es nuestra alma, y mientras tanto debemos aceptarnos tal cual somos, con nuestros defectos y virtudes, y atrevernos a ser auténticos, para poder vivir en paz con nosotros mismos.
¡Vive un día a vez!...Ignite the moment!...Y recuerda que Dios te ama y yo también.
Mons. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Pastor de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.
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