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"Amor con Amor se Paga"
A medida que nos acercamos a la transición presidencial en México, la frase "Amor con amor se paga", popularizada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cobra un significado especial. Con una aprobación del 68% en su último año de mandato, AMLO parece haber capturado la gratitud del pueblo mexicano. Este apoyo es significativo no sólo en términos numéricos, sino también en la construcción del legado que dejará.
AMLO se encuentra en una posición destacada en comparación con sus predecesores. Mientras que Carlos Salinas de Gortari culminó su mandato en 1994 con una aprobación del 73.1%, los presidentes que le siguieron experimentaron un declive en sus índices de aprobación al llegar a su sexto año. Vicente Fox, en 2006, logró un 57.9%, seguido por Felipe Calderón en 2012 con un 56.6%, y Ernesto Zedillo en 2000 con un 54.9%. Finalmente, Enrique Peña Nieto cerró su mandato en 2018 con apenas un 38.1% de aprobación. Estos números resaltan la particular relevancia del apoyo que AMLO ha mantenido, situándolo por encima de cuatro de los últimos cinco presidentes.
Estos números reflejan un respaldo popular que, en gran medida, se debe a políticas que han tocado de manera directa a millones de mexicanos: un crecimiento económico sostenido, una reducción significativa de la pobreza y un aumento histórico en el salario mínimo.
La percepción pública es un arma de doble filo. Carlos Salinas, quien salió del poder con una alta aprobación, fue posteriormente cuestionado por la crisis económica de 1994 y los escándalos de corrupción. La historia ha mostrado que, aunque se puede construir una imagen sólida durante el mandato, el juicio final recae en cómo se perciben las consecuencias de las políticas a largo plazo. AMLO, con su constante presencia en las famosas mañaneras y su narrativa de transformación, ha logrado mantener una conexión directa con la ciudadanía, construyendo una percepción favorable que, hasta ahora, se refleja en sus índices de aprobación.
La verdadera prueba del legado de AMLO, vendrá con el tiempo. Los altos índices de aprobación y la percepción positiva pueden ser efímeros si no están respaldados por cambios duraderos en la calidad de vida de los mexicanos. Salinas es un ejemplo de cómo un presidente puede dejar el poder con altos números, solo para ver su legado cuestionado por eventos posteriores. Para AMLO, el desafío será asegurarse de que los logros de su administración perduren y resistan el escrutinio de la historia.
Los números no mienten, pero tampoco cuentan toda la historia. La percepción puede ser gestionada, pero el tiempo es el verdadero juez de un legado. AMLO ha logrado un alto nivel de aprobación en su último año, reflejando un amor recíproco con el pueblo. Sin embargo, como decía Winston Churchill, "El precio de la grandeza es la responsabilidad". La historia juzgará si este amor se traduce en un legado duradero o si, como otros antes que él, su gestión será reevaluada con el tiempo.
Eric Valdez Gómez
Consultor en Comunicación Política (Compol) Experiencia en Campañas Políticas en México y Extranjero
Enfoque en Comunicación, Medios y Marketing Digital
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Twitter: @ericvaldeztv