Columnas > SERPIENTES Y ESCALERAS
AMLO quiere soltarle el tigre a la oposición
Ante la amenaza clara y directa que le soltó el bloque opositor a Morena en la Cámara de Diputados, de que consideren "muerta" la reforma eléctrica del presidente, luego de la soberbia, prepotencia y cerrazón con la que se condujeron la bancada oficial y sus aliados en la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022, en Palacio Nacional ya preparan una estrategia para presionar y tratar de forzar la dictaminación y votación de su iniciativa constitucional en San Lázaro antes de que termine el año.
Sabedores de que sin 57 votos de la oposición, especialmente del PRI, la reforma eléctrica y energética efectivamente está muerta y no tiene posibilidad alguna de aprobarse sin una mayoría calificada, en la 4T han decidido apostarlo todo y, por órdenes directas del presidente, han puesto en marcha una campaña nacional y en las redes sociales para tratar de provocar una presión social y popular que obligue a los priistas a votar a favor de la iniciativa presidencial, o de lo contrario les genere un alto costo político por una "condena social y popular".
La línea la marcó ayer claramente el presidente López Obrador al amenazar con que "si no aprueban la reforma van a terminar de demostrar que no representan al pueblo, que representan a las empresas extranjeras y a los que han hecho jugosos negocios al amparo del poder público". Y de inmediato, la estrategia se activó; minutos después de las palabras presidenciales, el vocero Jesús Ramírez Cuevas subió a su cuenta de Twitter una encuesta de Parametría que supuestamente arroja que el 80% de los encuestados considera que "la CFE debe fortalecerse".
Luego, el productor Epigmenio Ibarra secundó también el llamado presidencial con un mensaje en Twitter advirtiendo a los priistas que si rechazan votar a favor de la reforma se suicidarían políticamente. Antes, había publicado su adhesión al llamado que realizó la dirigencia de Morena, a través de un desplegado publicado a principios de noviembre, en el que convoca a marchas para presionar a los partidos de oposición a que aprueben la reforma del presidente.
En términos llanos, López Obrador va a revivir su estrategia de campaña de amenazar con "soltar al tigre" si pretendían hacerle fraude en los comicios de 2018. Aquel 12 de marzo de ese año les advirtió a los banqueros, reunidos en su Convención Nacional en Acapulco, que si "soltaban al tigre" él no lo iba a poder amarrar de nuevo.
Sólo que entre las dos amenazas hay dos momentos y dos personajes muy distintos: el AMLO de 2018 estaba en los cuernos de la popularidad, favorito en las encuestas y ya desde entonces seguro ganador de la elección. El AMLO de ahora conserva sí un nivel de popularidad alto para su tercer año de gobierno, pero tiene también un rechazo creciente del otro 50% de la población.
No hay duda de que una movilización convocada por Morena y apoyada por las estructuras y los propagandistas del gobierno sería importante y de que podrían incomodar y hasta asediar al PRI y a sus líderes si se niegan a darle los votos a la reforma eléctrica, pero de eso a creer que los mexicanos se van a volcar a las calles para defender a una empresa con un amplio historial de abusos, cobros indebidos y mala calidad en su servicio como es la CFE, habría un abismo. A ver si el "tigre" que ahora amenaza con soltar López Obrador, tres años después del desgaste del gobierno, no se le volvió un gatito.