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´A lo que te truje, Chencha´

Aplaudo, y con ambas manos, para mayor efecto, la creación del grupo plural -tan singular- llamado Colectivo por México. Es un conjunto de ciudadanos y ciudadanas a quienes preocupan el presente y el futuro del país, y que no quieren verlo destruido por el autoritarismo y la demagogia populista.

Pese a mi entusiasmo, sin embargo, no puedo evitar el pensamiento de que una agrupación así, formada por personas de diversas ideologías y con filiaciones partidistas diferentes, corre el riesgo de quedar sólo en la categoría de denunciante, sin pasar de la teoría a la práctica. En la circunstancia actual de México todo ente político -y este movimiento lo es- ha de desembocar por fuerza en el terreno de lo electoral. Las llamadas de atención son útiles, pero no pueden quedar únicamente en eso.

´A lo que te truje, Chencha´

Las batallas deben librarse en el campo de batalla. De la labor de ese grupo de valiosos mexicanos y mexicanas tiene que salir una acción concreta tendiente a evitar que el país siga en manos de quienes lo están destazando: el monarca de la 4T y sus cortesanos. Desde luego no sugiero en modo alguno la creación de un partido -bastantes tenemos ya, y muy caros-, pero sí esperaría la propuesta de un candidato o candidata presidencial viable para hacer frente con posibilidades de éxito a la corcholata que el Caudillo destape, y a través de la cual seguirá ejerciendo el poder a la manera del maximato callista. La aparición en la escena pública del Colectivo por México es un acontecimiento de gran importancia, plausible y meritorio.

Constituye por sí mismo un aporte de consideración al bien de este país. Sus integrantes merecen nuestro reconocimiento y apoyo. Pero ya sabemos que a López las palabras le entran por un oído y le salen por la boca. Son las acciones democráticas las que eventualmente servirán de freno y contrapeso a su ansia desbocada de poder, a su mesiánico afán por perpetuar su dominio personal, a los continuos yerros que tan graves daños causan a la nación. Debemos hablar por México, sí, pero debemos, sobre todo, actuar por México. Mientras tanto hago llegar mi efusivo aplauso a ese movimiento ciudadano y a quienes forman parte de él. La prepotencia, el insulto pedestre y el desprecio por las instituciones y las leyes tienen ahora una respuesta nacida de la inteligencia, de la razón y del amor a México.

Don Algón fue a pasar un fin de semana en un hotel de playa con una espléndida rubia de azules ojos y prominentes y sinuosas curvas. Tan pronto se vieron a solas en la habitación, el salaz ejecutivo puso en práctica la expeditiva máxima que se enuncia con la culterana frase: "A lo que te truje, Chencha", y aun antes de desempacar fue hacia la atractiva fémina. Ella lo detuvo y procedió a hacer algo que desconcertó al maduro galán. Por principio de cuentas mostró que no era rubia: se despojó la blonda peluca que llevaba, estilo Lauren Bacall,  y quedó bastante pelona, por decirlo de alguna manera. En seguida se quitó los pupilentes: sus ojos no eran azules, sino de un color desvaído sin registro en el disco de Newton. No sólo eso: en sus formas, como en las de la chiquita que iba por Madero y Gante, relleno tan sólo había.

Su opulento busto y su magnificente caderamen eran almohaditas. Sin ellas quedó enjuta y esmirriada. Don Algón no necesitó hablar: su expresión dejó ver su desencanto. Advirtió eso la engañadora y le dijo: "Usted también dio un nombre falso al registrarse en el hotel".  (En ocasión similar un cierto amigo mío declaró que se llamaba Miguel de Cervantes Saavedra. Le dijo el hotelero: "Me parece haber oído su nombre. ¿Sale usted en la televisión?"). FIN

MANGANITAS

Por AFA

´...Un hombre 

torturaba a 

su esposa...´

Esa tortura era artera,

informó la policía:

cada mañana la hacía

que oyera la mañanera.