'Nunca dijeron si eran policías'
Los dos jóvenes que fueron detenidos por supuestamente atentar contra el Fiscal de Morelos, Uriel Gándara, y que recuperaron su libertad el martes pasado, aseguran que los escoltas del funcionario les dispararon en 22 ocasiones sin identificarse
Cd. de México
El altercado se originó en el Paso Exprés de Cuernavaca, cuando él cambió de carril para rebasar a un auto y, entonces, unas camionetas que iban rápido les dieron alcance y comenzaron a pitar. Cuando él rebasó al auto, regresó al carril de la derecha, pero las camionetas hicieron la misma maniobra, por lo que de nuevo le obstruyeron el paso, y esta situación se repitió una vez más, hasta que los escoltas lograron rebasarlos y les cerraron el paso.
"Nunca me dijeron si eran policías, si habíamos hecho algo, nunca mencionaron que eran escoltas de un Fiscal, nunca dijeron qué hicimos, simplemente nos balacearon y nos tiraron al piso", narró el joven de 19 años, tras ser liberado. "Yo no sabía si eran policías, porque venían de civil. No tenían torreta en la camioneta, no tenían señales de que eran de Gobierno, nada. Yo estaba muy espantado porque no sabía si eran buenos o eran malos, hasta el momento en el que llega la Guardia Nacional".
Conductor de Uber, Israel acusó que fue golpeado para que dijera que formaba parte del Cártel de Sinaloa. Según la Fiscalía, los jóvenes dieron positivo en la prueba de Harris, usada para detectar pólvora en las manos por disparar armas de fuego, aunque no tenían ninguna en su poder, y en las pruebas de sangre salió que habían consumido drogas sintéticas. Ayer, el juez de control, Ramón Villanueva, determinó que los escoltas del Fiscal incurrieron en contradicciones, por lo que decretó ilegal la detención de los jóvenes, acusados de tentativa de homicidio, y ordenó su liberación. El vehículo que conducían recibió cinco balazos en el cofre, uno en el parabrisas, del lado del copiloto, nueve en la puerta del conductor y siete en la puerta del acompañante. Israel recibió un balazo en un glúteo.
Javier, de 18 años de edad, quien iba de copiloto, narró que ese día fue con Israel a un terreno que tiene su padre en el pueblo de Vicente Aranda, en Jojutla, donde podían meterse a un río, pero como estaba muy revuelto, se quedaron en una pileta. Cuando iban de regreso a la Ciudad de México, Javier se quedó dormido y despertó cuando comenzó el altercado. El joven, que trabaja como ayudante en una pipa de gas LP, aseguró que desde que los detuvieron los escoltas, los estuvieron golpeando. "Desde ese momento, en mi vista aparecen como unas lunetitas, como cuando te le quedas viendo a un foco, y no se me quitan".