Prevención y Tratamiento de la Epilepsia: Lo que Debes Saber
Información esencial sobre la epilepsia y su impacto en la salud cerebral
La epilepsia es una afección neurológica que se caracteriza por la aparición de convulsiones recurrentes. Estas convulsiones son el resultado de una actividad eléctrica anormal en el cerebro y pueden manifestarse de diversas formas, desde episodios de ausencia hasta convulsiones tónico-clónicas generalizadas.
Si bien cualquiera puede desarrollar epilepsia, existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecerla.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la epilepsia ocurre cuando los cambios en el tejido cerebral vuelven al cerebro altamente irritable. Como resultado, las células cerebrales emiten señales eléctricas anormales, lo que desencadena convulsiones repetitivas e impredecibles.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar considerablemente de una persona a otra y no todos los pacientes experimentan los mismos signos. Algunas personas pierden el conocimiento, mientras que otras permanecen con la mirada fija por algunos segundos o experimentan movimientos repetitivos en los brazos o piernas, conocidos como convulsiones.
Generalmente, las personas con epilepsia suelen experimentar el mismo tipo de convulsión en cada episodio y los síntomas tienden a ser similares en cada ocasión.
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La epilepsia puede afectar a personas de todas las edades, sexos, razas y grupos étnicos. Sin embargo, ciertos factores de riesgo pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta afección. Según el instituto Mayo Clinic, algunos de estos factores son:
Edad: Aunque la epilepsia puede desarrollarse a cualquier edad, ciertos periodos de la vida presentan un mayor riesgo. En los niños pequeños, los trastornos del desarrollo neurológico y las infecciones son causas comunes, mientras que en los adultos mayores, las causas más probables son los accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales y enfermedades degenerativas.
Antecedentes familiares: La genética juega un papel importante en la epilepsia. Si tienes familiares cercanos que han experimentado epilepsia, el riesgo de desarrollar la enfermedad puede ser mayor. Existen algunos tipos de epilepsia que son hereditarios, lo que sugiere que ciertos genes pueden predisponer a las personas a sufrir convulsiones. Sin embargo, la presencia de un componente genético no garantiza que alguien desarrollará epilepsia, pero sí incrementa la probabilidad.
Lesiones en la cabeza: Una lesión cerebral traumática es uno de los factores más reconocidos que pueden desencadenar la epilepsia. Golpes severos en la cabeza, ya sea por accidentes automovilísticos, caídas o heridas deportivas, pueden alterar la actividad eléctrica del cerebro, aumentando el riesgo de convulsiones. El daño cerebral puede no manifestarse de inmediato,en algunos casos, la epilepsia puede desarrollarse meses o incluso años después del incidente.
Accidentes cerebrovasculares: El accidente cerebrovascular, que ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro, es una de las principales causas de epilepsia en adultos mayores. El daño cerebral que resulta de un ACV puede alterar las conexiones neuronales, lo que a su vez puede provocar convulsiones recurrentes. Las personas que han sufrido un ACV deben ser monitoreadas de cerca para detectar posibles signos de epilepsia.
Demencia: Las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la demencia vascular también están asociadas con un mayor riesgo de epilepsia, especialmente en personas mayores. A medida que estas enfermedades progresan y deterioran las funciones cerebrales, la probabilidad de que se desarrollen convulsiones aumenta.
Infecciones cerebrales: Infecciones como la meningitis, que provoca inflamación en el cerebro o la médula espinal, también pueden incrementar el riesgo de padecer epilepsia.
Convulsiones en la infancia: Las convulsiones asociadas con fiebre alta durante la infancia no suelen derivar en epilepsia. Sin embargo, el riesgo de desarrollar la enfermedad aumenta si el niño ha tenido convulsiones prolongadas relacionadas con fiebre alta, problemas en el sistema nervioso o antecedentes familiares de epilepsia.
Los factores de riesgo de epilepsia son diversos y pueden estar relacionados con antecedentes familiares, lesiones cerebrales, enfermedades infecciosas, entre otros. Aunque no todos estos factores se pueden controlar, llevar un estilo de vida saludable y buscar atención médica temprana pueden ayudar a minimizar los riesgos y mejorar la calidad de vida de las personas propensas a desarrollar epilepsia.