¿Funciona solamente el "echarle ganas" a algo?
El echaleganismo es un concepto reduccionista, explica, que suele ignorar que hay condicionantes en cualquier situación
¿Es suficiente echarle ganas para cosechar el éxito profesional y personal? Imagina despertar de lunes a viernes a las 5:00 horas para acudir a tu empleo, enfrentar el tráfico, llegar puntual y cumplir tu jornada laboral con dedicación al punto de realizar horas extras.
Tu compañero de al lado, sin embargo, no se esfuerza tanto como tú, pero le ha llegado el ascenso que tanto querías. No comprendes los motivos.
Tu estado de ánimo, entonces, ya no es igual que antes: quieres llorar sin razón aparente y cada vez te resulta más difícil levantarte de tu cama... Pero lo haces.
Tus amigos empiezan a notar que ya no vas a sus reuniones a las que te encantaba ir. Uno de ellos decide mandarte un mensaje: "¿Está todo bien? ¡Échale ganas!".
"Échale ganas...". Esa frase que se suele escuchar en todos lados, sobre todo cuando uno pasa por algún problema o cuando se habla del camino al "éxito": "¡Basta con echarle ganas!", dicen.
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¿Lo es? El "echaleganismo" es un término que se ha vuelto popular por el auge de las redes sociales, pero su origen fue a principios de siglo, dentro de las tendencias new age, indica David Guerra, líder de Bienestar Emocional y Salud Mental del Tec Milenio.
"Es una expresión derivada de la idea de que son las ganas el combustible que mueve a realizar alguna tarea. La tenemos bien aprendida desde niños: '¿Tienes o no ganas de hacer las cosas?'", dice.
Guerra puntualiza que lo cierto es que no existe un echalegánometro que indique si estás dando tu mejor esfuerzo, dedicación y voluntad en la vida.
"(El discurso) es muy individualista porque todo depende de ti. Tú eres el dueño y responsable de tu destino", señala.
"Te vuelve responsable y culpable de no contar con los recursos adecuados".
- El echaleganismo es un concepto reduccionista, explica, que suele ignorar que hay condicionantes en cualquier situación.
"Se aplica a cualquier cosa, como que todo se puede: si tú le echas ganas, si tú quieres todo lo vas a poder lograr, desde quitarte una enfermedad, un trastorno mental o bajar de peso", afirma el también psicólogo clínico.
Aunque quien emite la frase no lo hace con mala intención, puede llegar a ser muy incómoda y frustrante para quien la recibe, sobre todo si padece alguna enfermedad mental.
"Yo no veo tan bueno utilizar el término porque desconoces las circunstancias de otras personas y eso nos juega en contra", expresa.
"Una persona con depresión clínica, por ejemplo, no produce la serotonina o dopamina de una persona 'sana'. A veces no es un tema de disposición" En ese sentido, "¡Échale ganas!" forma parte de la misma corriente de ideas new age y de pensamiento mágico como "el universo conspira a tu favor" y "si lo decretas, lo puedes lograr".
SON LAS DESIGUALDADES
Considerar que un individuo es el único responsable de su éxito o fracaso es desconocer que no todas las personas cuentan con la misma cantidad de oportunidades, señala María de los Ángeles Heftye, directora del Cluster de Humanidades de la Universidad Regiomontana.
Este fenómeno se refleja en la escasa movilidad social del País. De hecho, lo endeble del "echaleganismo" o meritocracia se hizo más evidente con la pandemia, donde millones perdieron sus empleos.
"Las estadísticas en México nos dicen que, si nacen pobres, se quedan pobres. Hablan de más de un 70 por ciento que se quedan en estas condiciones de pobreza en el sur y, en el norte, un 50 por ciento", dice.
"Quienes creen en este concepto tienen una mirada bastante estrecha, reduccionista, donde no están abarcando lo que influye para que una persona tenga éxito".
Heftye menciona que la realidad nos indica que no cualquier persona puede escalar hacia la parte más alta de la pirámide social según el esfuerzo que realice.
"Podemos voltear a nuestro alrededor, ver a la gente que se dedica a la limpieza, que le está echando muchas ganas, que sale de la casa a las 5:00 horas y que llega a casa 12 horas después.
"Pregunto: ¿no le echan ganas a su trabajo? ¡Claro que sí! ¿La va a ayudar a ascender social y económicamente? No lo creo".
La especialista da una recomendación a padres, madres de familia y docentes sobre el echaleganismo.
PENSAMIENTO 'MÁGICO'
Ciertamente la combinación de oportunidades, suerte, apoyo de otros y las ganas que una persona le ponga a las cosas puede llevarla a tener éxito.
Hay ejemplos, pero los casos de triunfo guardan casi siempre algunos de estos factores o todos.
Creer simplemente que, con echarle ganas, las cosas se logran es un tipo de pensamiento mágico que podría ser ingenuo o, como afirma Heftye, hasta perjudicar la salud.
"Si empiezo a 'echarle muchas ganas' a algo utópicamente soñado, que difícilmente llegaré a construir, estaré con exceso de cansancio, acumulando y reprimiendo emociones que no sé si van a salir de forma violenta, explosiva.
"Esas emociones pueden llegar a enfermar con dolores de cabeza, inflamación de estómago, crisis de ansiedad, desesperanza e incluso depresión".
Lo adecuado es establecer metas y propósitos de manera realista, sin tendencias new age de por medio.
"Porque si en algún momento yo creí que, si yo me esforzaba lo suficiente, mágicamente alcanzaría mi meta y el éxito estaba asegurado, sería muy desesperanzador para cualquiera ver que no necesariamente será así", advierte.
"Debemos enseñar a los chicos que, si tienen éxito, no sólo fue gracias a su esfuerzo, sino que también intervinieron su familia, sus maestros, la comunidad y los tiempos que te tocaron vivir".