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El socavón de Santa María Zacatepec, un desastre ambiental

En los últimos 16 meses, los pobladores y activistas del municipio Juan C. Bonilla, Puebla, han visto con alarma el crecimiento del socavón en un campo de cultivo de Santa María Zacatepec, sin que las autoridades atiendan esa falla que para ellos constituye un desastre ambiental

La madrugada del pasado 20 de septiembre, horas después del sismo de 7.7 grados con epicentro en Michoacán, el socavón ubicado en terrenos de cultivo de Santa María Zacatepec, en este municipio, volvió a desgajarse. De los 60 metros que tenía el 29 de mayo de 2021, cuando surgió, se extendió a 132 metros en su eje mayor.

El socavón de Santa María Zacatepec, un desastre ambiental

Vicente Nolasco Valencia, investigador del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, señala que la oquedad no ha dejado de crecer. El último desprendimiento, dice, tendría que ser un llamado de alerta para las autoridades estatales y federales a fin de que apresuren los estudios pendientes en esta zona, donde los especialistas advierten ya “potencial riesgo geológico”.

No obstante, hasta ahora las medidas de seguridad se han limitado a enmallar el perímetro que rodea al socavón, sin que se reporten avances en otras acciones que fueron planteadas por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) para prevenir situaciones de riesgo en esa región, donde se ubican poblaciones como Santa Huejotzingo, María Zacatepec y Juan C. Bonilla, sostiene el especialista.

En su informe “preliminar” hecho público en julio de 2021, el IPN hace dos recomendaciones: ampliar los estudios del subsuelo en 110 hectáreas de esa zona y hacer una revisión exhaustiva de las concesiones otorgadas en el acuífero Valle de Puebla.

A 15 meses de esas advertencias, Ricardo Ordaz, regidor de Gobernación y Protección Civil de este municipio, admite que aún está a la espera de los procedimientos que indiquen las autoridades estatales y federales para avanzar sobre “estudios más serios, más fuertes” y tomar las decisiones necesarias. Y aclara que la población está “totalmente tranquila” y se mantienen mesas de diálogo permanentes con los ejidatarios.

En el lugar, dice, sembraron mil 800 arbolitos alrededor del hundimiento para que, con las raíces, se vaya creando un “bloque de resistencia”.

Nolasco Valencia considera que, aunque hasta ahora el fenómeno está “dando tiempo”, es buen momento para que las autoridades actúen y den certidumbre y seguridad a esa zona, donde radican más de 100 mil personas.



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