Pablo Vázquez Camacho asegura se pueden bajar índices de violencia
Vázquez Camacho dirige desde hace cuatro meses la policía de Ciudad de México
Pablo Vázquez Camacho dirige desde hace cuatro meses la policía de Ciudad de México, una de las urbes más pobladas del mundo. Alto, pelo corto, lentes, parece a gusto en la conversación, la distancia que facilita el diálogo.
RETO
Desde las ventanas de su despacho se ven las calles y edificios de Reforma y la Zona Rosa, se aprecia la luz medio lechosa del cielo sucio de mediodía, se intuye el reto de mantener los buenos resultados de la administración presente.
La estadística dice que la violencia en Ciudad de México, al menos la homicida, está en mínimos históricos.
- Estudioso de la criminalidad, el jefe de policía de la capital ya no vive en la duodécima planta de este edificio de oficinas, como lo hacía su antecesor, Omar García Harfuch, obligado por las circunstancias.
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En junio de 2020, criminales emboscaron a Harfuch a balazos en la ciudad.
Se salvó de milagro. Vázquez vive en su casa y no parece preocupado de que una situación así pudiera repetirse. "Aquí en la ciudad no hay ahora nada que suponga un reto de seguridad para el Estado", defiende.
A sus 41 años, el funcionario, nacido en la capital, ha llegado a la cima de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en una situación favorable.
La inseguridad parece ir a la baja, situación que refrendan el Instituto Nacional de Estadística y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), guardianes, cada uno por su lado, de cifras, datos y tendencias en la materia. Existe la polémica sobre los asesinatos, sobre si la cantidad que reporta la ciudad refleja el número real. "Hay una explicación. No se han escondido cifras ni se han manipulado datos", defiende.
Consciente de la situación del país, hundido en una vorágine criminal de asesinatos, desaparecidos, y demostraciones de fuerza de delincuentes armados hasta los dientes, Vázquez dice que el modelo de la capital es exportable a la federación. Aunque llama a no relajarse.
"La ciudad es un punto neurálgico de actividad en el país y en América Latina. Pensar que no habrá intereses de grandes entramados delictivos para operar y resguardarse es un poco ingenuo".