Suman ya 36 muertos por incendio en Hawai
Siniestro obliga a varias personas a echarse al mar para huir de las llamas en la isla de Maui
- Hawai
Arde el paraíso. Unos incendios "sin precedentes", avivados por los vientos del huracán Dora -que pasaba a cientos de kilómetros-, unas condiciones climáticas muy áridas y una vegetación seca, han arrasado parte del archipiélago estadounidense de Hawái, donde han dejado al menos 36 muertos, diversos heridos y desaparecidos, y han forzado la evacuación de decenas de miles de personas.
Miles de turistas quedaron atrapados y una ciudad —Lahaina, en la isla de Maui— ha quedado reducida a cenizas.
El fuego avanzó con tal rapidez que obligó a algunas personas a saltar al mar para escapar de las llamas.
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"Se ha confirmado que hemos tenido seis víctimas mortales", ha declarado Richard Bissen, el alcalde de la turística Maui, la tercera isla más poblada del archipiélago, con 117.000 residentes, y la más afectada por el fuego. El recuento de víctima hasta el momento ha elevado el número a 36, según ha adelantado The New York Times. Las tareas de búsqueda y rescate continúan, sin que hasta el momento se conozca por completo el alcance de los daños: los servicios de telefonía móvil se encuentran interrumpidos, lo que dificulta las comunicaciones y los avisos de emergencia. El fuerte viento complicaba que los helicópteros pudieran verter agua para sofocar el agua.
El fuego ha consumido viviendas y negocios en la Isla Grande, la mayor del archipiélago, y en Maui. En esta idílica isla, visitada cada año por cientos de miles de turistas, las llamas han cerrado carreteras y escuelas y han obligado a movilizar a la Guardia Nacional para asistir en las tareas de rescate y lucha contra el fuego.
AFECTA A CIUDAD HISTÓRICA
La histórica ciudad de Lahaina, antigua capital del archipiélago con raíces en el siglo XVIII, otrora pujante centro ballenero y ahora importante centro turístico, es el punto más afectado. Buena parte de su núcleo urbano "ha ardido casi por completo hasta los cimientos", según tuiteaba el senador hawaiano Brian Schatz. Su casco antiguo, un pintoresco conjunto de edificios de madera repleto de comercios y restaurantes a la orilla del mar, había quedado reducido a meras cenizas. Los videos colgados por sus residentes mostraban vehículos carbonizados, palmeras consumidas y meros vacíos donde hasta el martes hubo edificios.