Viaje a la Nueva España de Luis de Carvajal, siglo XVI
Aunque la región ofrecía un potencial económico prometedor, se encontraba restringida por una serie de circunstancias: el comercio oficial por el puerto de Veracruz y la ciudad de México; la barrera geográfica de la Sierra Madre que dificultaba la comunicación con los centros mineros de la Nueva Vizcaya y Nueva Galicia; así como las continuas confrontaciones con los grupos fronterizos chichimecos.
(Segunda parte)
Las islas Canarias ofrecían la última base de apoyo logístico a las flotas antes de enfilarse en la Carrera de Indias. En Santa Cruz de Tenerife, San Sebastián de Gomera y Santa Cruz de la Palma eran los lugares de abrigo, de acopio de víveres frescos y de reparación de navíos, antes de lanzarse a la corriente del mar abierto y vientos en el Océano Atlántico.
A unas 2,600 millas náuticas al poniente, se encontraba las Antillas de Barlovento: las islas Guadalupe, Deseada y Dominica.
Las corrientes marítimas en el Océano Atlántico Norte se asemejan a una banda transportadora con una circulación en el sentido de las agujas del reloj, alrededor del denominado "Mar de los Sargazos". Los vientos alisios del NE desde Europa, generan un ancho cinturón de corrientes que cruzan todo el océano del Este al Oeste. La flota de Sevilla generalmente le tomaba entre 10 a 15 días para llegar a Las Canarias.
La flota de Canarias que resguardaba la galeaza (Almiranta) de Luis de Carvajal, probablemente zarpó de La Palma a finales del mes de mayo de 1567. Su biógrafo, Samuel Temkin, estima que su llegada a la isla La Deseada en las Antillas, después de cruzar el Atlántico, haya ocurrido 30 a 35 días después.
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En ese punto, parte de la flota tomó otras rutas hacia otros puertos de los dominios de España en el Continente Americano, mientras que la Almiranta seguía hacia la Nueva España.
El virrey Martín Enríquez le pidió a Luis de Carvajal explorara la ruta hacia Mazapil.
Corsarios
La flota que acompañaba a Carvajal paró en Santo Domingo, en La Española, para obtener agua, suministros y algunos pasajeros. Ahí se embarcó el gobernador de Jamaica y un personaje algo interesante, Pedro de Arellano, cuñado de Martín Cortés, quien fuera uno de los hijos del gran conquistador del imperio mexica, Hernán Cortés.
En la galeaza llevaron al médico portugués Manuel Morales, quien sería quemado en la hoguera años más tarde en la ciudad de México.
Al acercarse a Jamaica, observaron la presencia de tres barcos que no parecía que fueran de bandera española. Fue en la Almiranta, donde se reunieron los capitanes de las otras embarcaciones de la flota, para discutir los procedimientos ante tal situación.
Debido al gran tamaño de la galeaza para llevarla a puerto, decidieron abordarlos con la mitad de los hombres de la flota en pequeños botes. Al acercarse notaron que estaban anclados y que en realidad eran extranjeros. Al abordarlos, Carvajal y sus hombres encontraron que los habían abandonado.
En realidad, eran embarcaciones de corsarios de bandera francesa que traficaban ilegalmente sus mercancías en territorios de la corona española. En las prisas por escapar, los extranjeros habían abandonado sus mercancías, principalmente artículos fabricados con pieles.
El gobernador de Jamaica, acompañó a Carvajal en la persecución de los tres barcos piratas y le dijo que él se encargaría en encontrarlos y enjuiciarlos en la isla. Carvajal consintió en dejarle los barcos con la mercadería, debido a que se encontraban dentro de la jurisdicción de Jamaica.
Después de retomar el derrotero, no demoraron muchos días en hacer puerto en San Juan de Ulúa, en las inmediaciones de Veracruz.
Desde allí, envió con agentes su carga de vinos para su venta en la ciudad de México y en Zacatecas, el centro minero más importante del virreinato.
El norte ofrecía un mundo extraordinario para los aventureros, en especial para aquellos con una cantidad importante de recursos monetarios a la mano. Según su biógrafo, Samuel Temkin, Carvajal se lanzaría en una extraordinaria empresa, que duraría los siguientes 22 años.
En Tampico
Carvajal se había dedicado toda su vida al comercio, al intercambio de bienes; pero de pronto hizo un cambio de giro, comprando una hacienda con vacas y yeguas, junto con el capitán Sebastián Rodríguez. El lugar situado en las inmediaciones de Tampico, se lo compró a Lope de Sosa en el río Pánuco, cerca de los límites septentrionales de la huasteca.
En ese entonces, aunque la región ofrecía un potencial económico prometedor, se encontraba restringida por una serie de circunstancias: el comercio oficial por el puerto de Veracruz y la ciudad de México; la barrera geográfica de la Sierra Madre que dificultaba la comunicación con los centros mineros de la Nueva Vizcaya y Nueva Galicia; así como las continuas confrontaciones con los grupos fronterizos chichimecos.
Debido a su posición económica notable, para 1568 Carvajal fue nombrado representante de la corona, como alcalde ordinario de Tampico. Tenía la capacidad de armar a los habitantes, para defender el lugar de los chichimecas y otros intrusos de la mar.
Es muy posible que haya conservado el pequeño arsenal con el que había equipado la galeaza en Sevilla, para que sirviera de Almiranta a la flota de las Canarias.
Carvajal siendo alcalde ordinario, brindó los auxilios de rescate a un naufragio donde venía el Dr. Luis de Villanueva, quien había sido oídor de la Audiencia de México. En su intento por llegar a la Nueva España, el barco se había hundido en el río de Palmas (actual río Soto la Marina) en "tierra de guerra chichimeca."
El propio Villanueva declaró que, acompañado con 33 sobrevivientes marcharon a pie por once días, cuando divisó que venía Luis de Carvajal con su gente a socorrerlos con caballos y provisiones; habían sobrevivido comiendo hierbas del campo, habiendo tomado agua salobre cerca del litoral costero. Fue entonces que, Carvajal logro ser nombrado teniente y justicia mayor de Tampico.
El Dr. Luis de Villanueva y Vasco de Puga traían cartas con órdenes del Rey para que se regresaran inmediatamente a dos "visitadores", Alonso Muñoz y Luis Carrillo, quienes habían causado estragos entre personas importantes de la ciudad de México.
Ese año de 1568, llegó también el virrey Martín Enríquez, cuando Luis de Carvajal tenía ya un año en la Nueva España. Este virrey sustituía a Gastón de Peralta por incompetente, al haber permitido serios conflictos en la ciudad de México.
Todo esto ocurrió unos meses antes de que llegaran los piratas ingleses a las playas al norte de Tampico, en octubre de 1568. John Hawkins, después de haber perdido la batalla ante la flota de la Nueva España en San Juan de Ulúa, había abandonado a muchos de sus hombres en las playas al norte del Panuco; como ya lo hemos mencionado en un artículo reciente de este matutino.
Hay que adherir, que la flota que venía de Sevilla, traía al nuevo virrey Martín Enríquez.
Carvajal supo por dos de sus esclavos, que un grupo grande de personas a pie se veían perdidas en el puerto de la villa. Carvajal juntó a su gente y les pidió que se armaran para defender la villa.
Los ingleses fueron llevados a Tampico, donde se les dio tortillas y se les permitió descansar, antes de ser puestos en prisión. Después de tres días, los prisioneros fueron enviados a la ciudad de México, para ser presentados ante el virrey.
Los méritos adquiridos por Luis de Carvajal impresionaron positivamente al virrey Enríquez, quien le encomendaría abrir un importante camino hacia Zacatecas.
En su viaje de exploración de diez meses, lo llevaría a descubrir para la Corona española los actuales territorios de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Pero esta historia será contada en una próxima nota.