¡La fiesta brava está muy viva!

Ciudad de México

Los aficionados a los toros demostraron la noche del sábado que la fiesta brava sigue viva. 

Luego de 620 días que la Plaza México permaneció cerrada, unos 19 mil espectadores acudieron a la Corrida de Las Luces y revivieron el ambiente taurino en el Coso de Insurgentes, donde vieron a Juan Pablo Sánchez cortar la única oreja de la velada.

El hidrocálido consiguió el trofeo tras una faena que lo valía, con temple, elegancia, pero, sobre todo, con determinación, ante un toro de Jaral de Peñas, que tuvo emotividad y calidad.

De principio a fin la Corrida de la Reapertura tuvo pasajes inolvidables, como la procesión que por primera vez se realizó con la Virgen del Rosario, los toreros, sus cuadrillas, monosabios y alguacilillos, todos a pie, dando la primera vuelta al ruedo, apenas iluminados por la luz de las velas y de un reflector que los acompañó durante 20 minutos. 

Se escuchó de nuevo el “¡olé!”, inconfundible, salido de lo profundo de las gargantas y del alma de los aficionados que pudieron saciar su sed taurina -motivada por la pandemia-, y hasta hubo duras protestas del público, que no le gustó un toro casi cinqueño de Pepe Huerta, de fenotipo mexicano que, comparado con el español, hizo diferencia, y al que no dejaron ver pese a los esfuerzos de Luis David Adame.

La variedad de “El Zapata” con el capote y la espectacularidad de las banderillas, sobre todo el Par Monumental por el que le hicieron dar la vuelta al ruedo, a un toro noble de Rancho Seco; la firmeza de “Calita” ante la calidad que tuvo el astado de La Joya. A ambos, inexplicablemente, no los sacaron al tercio.

Desafortunadamente, Sergio Flores, con el de Los Encinos, y Leo Valadez, con el de Pozo Hondo, no encontraron colaboración.

Sin embargo, el público salió contento porque de nueva cuenta La México está viva.

Los aficionados, ávidos de toros, llenaron el tendido numerado de sol, en una noche de fin de semana largo.