La contaminación: asesino silencioso
Los niños que viven en las áreas más contaminadas de la Ciudad de México presentan “déficits significativos en tareas cognitivas”, así como más lesiones en la “materia blanca” de la zona prefrontal del cerebro, determinó un equipo de científicos mexicanos y estadunidenses en un estudio piloto e “innovador” publicado en 2008 en la revista Cerebro y cognición.
Cuando se publicó ese estudio, la comunidad científica aún no medía la dimensión de los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud humana. Once años después la Organización Mundial de la Salud lanzó la alerta: determinó que nueve de cada 10 personas respiran aire con algún nivel de toxicidad, fenómeno al que definió como “el asesino silencioso”.
En el mundo, la contaminación atmosférica causa la muerte directa de más de 8.8 millones de personas al año. Ataca “todos los órganos del cuerpo”, reduce la fertilidad, daña los fetos, afecta el desarrollo del cerebro de los niños y agrava al menos 45 enfermedades y afectaciones a la salud, según muestran dos estudios publicados en febrero en la revista médica estadunidense Chest.
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Esta aterradora lista incluye la demencia, enfermedad de Parkinson, diabetes tipos 1 y 2, distintas formas de cáncer –no sólo de pulmón sino de vejiga, próstata, colon, así como leucemia–, obesidad, anemia, hipertensión, osteoporosis, alergias o envejecimiento de la piel, entre otros padecimientos.
Las sustancias contaminantes, como el dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, ozono, monóxido de carbono, así como una gran variedad de partículas finas y ultrafinas tóxicas, penetran los organismos por el sistema respiratorio, saturan el sistema de filtración de los pulmones e ingresan a las células móviles, las cuales las trasladan a la sangre dañando el corazón y atacando potencialmente todos los órganos del cuerpo.
“Los efectos adversos ocurren durante una exposición continua e, incluso, con niveles inferiores a los estándares de calidad de aire que eran considerados seguros”, advierten los estudios científicos elaborados por 14 integrantes del Foro de Sociedades Internacionales para la Respiración, que agrupa a nueve organizaciones de especialistas en enfermedades respiratorias de los cinco continentes.
Alertan que los menores de edad son las principales víctimas del aire tóxico. Resalta que esta población respira más aire que los adultos, en proporción a su tamaño y peso, lo que expone sus cuerpos a ataques más violentos de sustancias tóxicas.
Además, sus cuerpos aún no son maduros, pues al nacer, sus pulmones sólo cuentan con dos de cada 10 alvéolos que tendrán en su adultez. Una exposición intensa a contaminantes atmosféricos puede causar “efectos irreversibles” sobre el desarrollo de sus pulmones.