Exhibe Max de Esteban riesgos de inteligencia artificial
La metáfora planteada por el artista Max de Esteban en su obra A Forest es tan clara como aterradora: sin saber a lo que se enfrenta, casi a ciegas, la humanidad está entrando a un bosque invernal, neblinoso, laberíntico y oscuro, del que no hay retorno posible
CIUDAD DE MÉXICO
Ese bosque, con su vegetación lúgubre, pero sugerente de imágenes, como una red neuronal, representa para el artista el advenimiento de la tecnología de inteligencia artificial en el mundo, con todos sus peligros y conflictos éticos y sociales. "Estamos aún en un periodo muy incipiente de la inteligencia artificial, aún no sabemos a dónde nos lleva, cuáles van a ser las auténticas capacidades de esta tecnología. Aún no lo sabemos, pero está claro que, en cualquier caso, va a tener un impacto importantísimo en nuestra sociedad", explica De Esteban en entrevista.
Como parte del proyecto de exposiciones virtuales Sala10 del MUAC, A Forest (Un bosque) no requiere más que de un click para desplegar una investigación acuciosa, extensa y, en ocasiones, perturbadora, sobre los más recientes avances de la inteligencia artificial en el mundo y sus posibles consecuencias. Se trata de un video en el que el espectador se adentra en el bosque de la incertidumbre, sin aparente rumbo y de forma errática, guiado por una ambigua voz robótica -¿tal vez humana?- que detalla el estado de esta tecnología. Desde 2015, De Esteban (Barcelona, 1959) ha desarrollado un megaproyecto llamado Infraestructuras, una investigación profunda sobre tecnologías y fenómenos sociales que, en un futuro lejano, serán insoslayables para explicar el siglo 21. "Lo que intento es investigar aquellas que yo creo que van a ser definitorias del siglo 21, es decir, que cuando dentro de 100 años alguien mire a nuestro siglo, dirá: 'Hay estos factores que son diferenciales, que son infraestructuras que han permitido ser al siglo como es'", detalla. Con investigaciones de varios años de por medio, De Esteban ha realizado proyectos artísticos sobre el capitalismo financiero, sobre la posibilidad de la extinción de la vida, la fiscalidad internacional y, con A Forest, la inteligencia artificial.
"Yo, con todos los proyectos, y éste no es una excepción, lo que intento es saber de lo que estoy hablando, porque creo que, durante mucho tiempo, y es una práctica bastante común en el arte contemporáneo, sobre todo cuando se habla de tecnología o de política, hay una cierta desconexión entre la creación artística y el conocimiento real de la materia", apunta. El artista, quien es ingeniero de formación, además de tener una maestría en administración de empresas y un doctorado en Economía y Empresas, se mueve con soltura tanto en los temas tecnológicos como financieros. "A mí lo que me preocupa más es no caer en el eslogan, no caer en la banalidad, no caer en tocar el tema superficialmente, sino que cualquiera de las cosas que yo presento, sean interesantes para un público amplio, pero también, si lo ve un súper especialista del tema, reconozca que aquello está bien explicado".
Para acometer el gran tema de la inteligencia artificial, De Esteban realizó entrevistas a profundidad con 10 inversores de todos los niveles -algunos en la mera cúpula de Sillicon Valley- en el desarrollo de estas tecnologías, para averiguar la ideología detrás de sus esfuerzos. Lo que encontró, expone, es el principal motivo de sus preocupaciones. "Cuando yo entrevisté a los ejecutivos de Wall Street, a los financieros, en otro proyecto, esa gente tenía una ideología, pero no tenía un plan. Ellos lo que querían era ganar el máximo dinero y que no les metieran a la cárcel y cosas muy sencillas. "Una de las características del inversor en inteligencia artificial, y que ha sido común en los 10 personajes que he entrevistado, es que ellos sí que tienen una idea, quieren transformar nuestra sociedad, transformarla a su gusto, y creen que, como tienen razón, no es necesaria la conversación y el consenso con el resto de la sociedad" previene.
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En A Forest, la voz que guía al espectador relata, por ejemplo, cómo es que labores altamente especializadas, como cientos de abogados que aprueban préstamos en instituciones bancarias, y hasta agentes de bolsa de Wall Street, ya han sido efectivamente sustituidos por inteligencia artificial. Desarrollos como el reconocimiento facial han llegado incluso a que algunos investigadores aseguren que pueden determinar la orientación sexual de una persona, o la probabilidad de que desarrolle esquizofrenia, o incluso su probabilidad de ser delincuentes, con tan sólo el análisis de fotografías.
"Ellos (los inversores) creen que es obvio que lo que ellos están haciendo es de una gran importancia, de un gran impacto. y no tienen tiempo para entretenerse a conseguir consensos sociales. "Es esa separación entre esta gente que dispone de muchísimo dinero y son, ciertamente, inteligentes y capaces, pero desprecian completamente la necesidad social de aceptar o no aceptar lo que ellos proponen", alerta De Esteban.
La idea del bosque que aparece en el video, hecho para que el espectador dude si se trata de uno de verdad o uno creado por computadora, le llegó al artista al conocer a uno de estos inversores que, por un simple capricho, mandó a hacerse un bosque afuera de sus oficinas transplantando cientos de secuoyas. "Me pareció una metáfora muy interesante de cómo esta gente crea realidades", explica.
"La otra parte que yo consideré muy evocadora, y creo que es muy aparente en el video, es que el bosque en invierno tiene este aspecto rizomático, este aspecto de red, que se asemeja mucho a las redes neuronales". A través del guión que preparó para la voz robótica, De Esteban acentúa cómo no sólo la gente de a pie, sino los mismos científicos encargados de dotar de inteligencia a las máquinas, carecen de un entendimiento pleno de lo que están creando, como al entrar al bosque. "Lo encuentro también muy evocador, porque hoy ésta es también la primera vez en la historia de la humanidad, que esto no se puede decir muchas veces: 'La primera vez en la historia de la humanidad', pero bueno, éste es el caso, en que la humanidad ha creado unas máquinas que no entiende cómo funcionan", concluye.
A Forest, pieza audiovisual que se encuentra disponible en www.muac.unam.mx/exposicion/sala10-max-de-esteban, es un caso raro en la obra del artista, pues aquí no mantiene un punto neutral, como acostumbra. "Para mí este video es un video de denuncia, de alguna manera, desde mi punto de vista", reconoce. Hacia el final de la exposición de la voz robótica, De Esteban reflexiona cómo la inteligencia artificial, como todas las grandes tecnologías del mundo, está creando nuevas verdades que cambiarán la convivencia humana de formas drásticas.
Éstas, sin embargo, no pueden dejarse meramente a los inversores en esta tecnología, sino que deben ser pactadas con el público en general. "Creo que, de alguna manera, el irnos acostumbrando también a que la tecnología abre nuevas verdades, pero que también esas nuevas verdades han de ser negociadas políticamente creo que eso es fundamental", concluye. El bosque oscuro de la inteligencia artificial de De Esteban estará disponible en la Sala10 hasta el 20 de febrero de 2022.