Honra Lila Downs su herencia mixteca con su canto

"Fue una mujer que se dedicó a vender el pulque y para mí (Bellas Artes) significa estar en un recinto sagrado del arte, donde puedo representar a esa mujer trabajadora, a esa mujer que hacía las tortillas, que tenía en su altar a la virgen y también a los ídolos, y en un paliacate tenía las pertenencias de su familia: su herencia mixteca. Me enseñó lo sagrado de la vida", evoca la artista originaria de Tlaxiaco, Oaxaca.

Aunque actuará por vez primera en el recinto del Centro Histórico de la Ciudad de México, Downs considera esta presentación como un retorno, el cumplimiento de un ciclo, porque comenzó estudios en México para interpretar ópera y en Estados Unidos estudió canto, además de antropología social en la Universidad de Minnesota.

"Empecé en Bellas Artes cuando tenía 16 años y vuelvo, en este ciclo de vida, en mis 50, transformada. Vuelvo, además, con este canto de la mujer, muy importante para mí y agradecida de ser aceptada y agradecida con el público también", añade la cantante, cuyo disco Salón, lágrimas y deseo ganó un Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum Vocal Pop Tradicional en 2017; antes, en 2005, obtuvo el Grammy Latino por Mejor Disco de Música Folk, y en 2002 colaboró en el soundtrack de la película Frida, nominado a los premios Oscar.

La injusticia social, la migración, la lucha de las mujeres, la identidad y la espiritualidad son algunos temas que encuentran resonancia en su canto de entraña, porque Downs ha relatado que cuando se presentaba en bares recurría al virtuosismo y hacía alarde de agudos y graves, pero no le resultó útil.

"Hasta que empecé a ponerle atención a las palabras de mi madre (la cantante Anita Sánchez), que me decía: 'Lila, canta con sentimiento y si no mejor ni cantes'".

Su madre cantaba en un club cuando la conoció su padre, Allen Downs, fotógrafo, cineasta, pintor y biólogo. Lila siguió el consejo de su madre con tal ímpetu, que ha sido considerada la heredera de Chavela Vargas.

Temas de su autoría, melancólicos y festivos, además de aquellos que apelan a la memoria, constituyen el programa de ambos conciertos. Incluirá canciones como "Tres pedernal" que Downs escribió tras consultar los códices Nuttall y Vindobonensis relativos a la genealogía del pueblo mixteco, o el "Son del chile frito", un homenaje al picante, esencial no solo en la gastronomía sino en la cultura mexicana y "Espina", dedicada a un amor colosal, pero acechado por la muerte.

El presente pandémico asoma en "Mandimbo", que compuso para el árbol que miraba cada mañana desde su ventana durante el confinamiento, remanso de aves, visitado también por tlacuaches y ardillas, símbolo de la vida, dice, y remembranza también de las pérdidas que cobró el virus.

Tras su presentación en Bellas Artes arrancará una gira por Estados Unidos que la llevará a Nueva York, Filadelfia, Boston, Tucson, Los Ángeles y Santa Bárbara, entre otras ciudades y se presentará también en España y Alemania. Lila Downs está de vuelta.

Aboga por respeto a todas las culturas

La patinadora rusa Alexandra Trusova eligió la canción "Alcoba Azul", interpretada por Downs en la película de "Frida", para su rutina en las Olimpiadas de Invierno de Beijing, la capital de China, en febrero pasado.

A propósito de ese gesto, y en el contexto de una rusofobia desatada tras la invasión de Rusia a Ucrania, la cantante aboga por el respeto de todas las culturas.

"Todas las culturas del mundo nos ofrecen algo y necesitamos de todos. No podemos pensar que somos superiores o mejores unos que otros", dijo.

Con escenografía de Carlos Navarrete, sus conciertos en el Palacio de Bellas Artes reunirán a La Misteriosa, banda de la artista, con el Mariachi Caballeros de México, el cuarteto de cuerdas Barro Negro, la Banda de Tlayacapan y la Compañía Nacional de Danza Folklórica, entre otros invitados, también un mosaico diverso.