Emmanuel y Mijares hacen vibrar a sus fans en el Auditorio Nacional
Son ya 63 conciertos que los cantantes Emmanuel y Mijares, han dado juntos en diferentes recintos del país, y sin embargo basta con que los metales suenen por primera vez para que el público se entregue en un grito
Pero dentro de esas 10 mil personas que los vieron durante la noche de este miércoles 9 de agosto hay dos personas especiales, una para cada uno de los cantantes, que fungen como amuletos en cada canción, en cada acorde, en cada nota alcanzada con las voces que caracterizan a ambos cantantes.
Por una parte Lucero Mijares, la hija de Lucero y Manuel Mijares, que se dio cita al Auditorio Nacional, ya sin el yeso que llevaba en la pierna debido a un accidente en la obra de teatro "El mago: The Wiz".
Y por el otro costado del público, un conocido y también querido por el público que heredó de su padre, Alexander Acha, hijo de Emmanuel, que no dudó en subirse a cantar "Tengo mucho que aprender de ti", también junto a Mijares aunque los músicos tuvieran que improvisar pues no era algo planeado.
Además de ese momento entre familia, Mijares y Emmanuel, que suman entre ambos 90 años de trayectoria profesional, el primero desde 1984, y el segundo desde 1972, deleitaron con varios clásicos a su público, que con su energía dejaron ver que han crecido con temas como "Bella señora", con la que los cantantes arrancaron la noche, o "Bella", que el público sigue disfrutando como en la década de los 80.
Después todo fue música y baile, pocas palabras de los artistas hacia el público, pues solo un gesto de ellos, como el enviar un beso, guiñar el ojo, o sonreír, electrizaba a todos los presentes.
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El tiempo ya deja ver la edad de los intérpretes, pero la personalidad, la voz y el profesionalismo que ofrecen en cada momento de su concierto, es la respuesta al por qué el público no solo los sigue escuchando, sino que paga un boleto para volver a verlos sobre el escenario.
Y bajo esas circunstancias entregaron temas como "No se murió el amor", "Rey Azul", "Corazón de Melao" o "Con olor a hierba", donde el público entró en completa complicidad con Emmanuel, sacando sus teléfonos, para complementar, e incluso rebasar las funciones de la producción de iluminación del recinto.
Ambos cambiaron de atuendo constantemente pero nunca cambiaron ni perdieron el ritmo ni la intensidad, Mijares primero de azul, luego de negro, luego como soldado para interpretar "Soldado del amor", luego con una larga gabardina, y finalmente de color blanco, pero sin abandonar sus grandes y fastuosas cadenas de oro, con la cruz católica como principal estandarte.
Emmanuel solo tuvo dos cambios de atuendo, pero fue más dinámico, bailó, se contorsiono, y apareció por distintos puntos del escenario en cada tema, hasta que dos bancos situados en medio del escenario detuvieron el ritmo vertiginoso, para unidos cerrar de forma más solemne y emotiva con temas como "Para amarnos más", o "Tú y yo".
Pero cuando se despidieron y el público exigió otra como es costumbre en cualquier presentación, no podían cerrar de otra forma más que bailando con "Chica de humo", "La última luna", y "Toda la vida", como recordando que su pasión de siempre ha sido la música por y para sus fieles seguidores.