"Busco en la escritura a quien me escuche": Mia Couto
El oficio de la poesía, afirmó el escritor mozambiqueño Mia Couto, es "entregarnos la palabra que nos hace nacer"
Noviembre 30, 2024 - 05:21 p.m.
El oficio de la poesía, afirmó el escritor mozambiqueño Mia Couto, es "entregarnos la palabra que nos hace nacer". Lo afirmó este sábado al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2024, durante un breve, pero potente discurso en el que habló del Nobel de Literatura mexicano, Octavio Paz y citó su poema "Hermandad" que dice: "Soy hombre: duro poco y es enorme la noche." También recordó a otros mexicanos como José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes y desde luego, Juan Rulfo.
"Lo que Octavio Paz vio en la grafía de las estrellas y lo que yo busco en la escritura: alguien que me escuche y que intercambie su alma conmigo. Y que lo haga con tal delicadeza que yo me convierta en esta otra criatura que me deletrea. Ese es el oficio de la poesía: entregarnos la palabra que nos hace nacer", señaló Couto, el autor de obras como "Tierra sonámbula", "Cada hombre es una raza" y "Voces anochecidas", durante la ceremonia de inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que hoy inició y concluye el próximo 8 de diciembre.
El narrador que escribe en portugués aseguró que, en nuestros días, la realidad se ha tornado tan vacía y, al mismo tiempo, tan insolente y tan arrogante. "Nuestra cotidianeidad se volvió tan brutal y empobrecida que, para hacernos humanos, necesitamos más que nunca ver esas otras caras de la realidad. Porque esa puesta en escena de la realidad que nos llega por medio de una pantalla luminosa no es solamente una imagen. Es un muro. Un muro que no nos deja ver nuestra propia humanidad".
Dijo venir de un país donde los ríos y las piedras hablan con las personas, los animales y los árboles comparten silencios con los dioses, una cosmogonía en la que no existen las fronteras entre lo vivo y lo no vivo, ni existen las fronteras en los sueños y los dioses que viven dentro y fuera de los cuerpos.
"Somos humanos porque somos todos los otros. Toda mi obra no busca sino traducir esa movilidad ontológica que todavía hoy habita las varias culturas mozambiqueñas. Esa errancia existencial permite viajar entre identidades que hoy se nos presentan como territorios amenazados, defendidos por murallas sagradas. Esa visita de mundos es absolutamente vital en un tiempo regido por el miedo, por el odio, por el derecho a la violencia y por la legitimación de la venganza", señaló el narrador, cronista y poeta.
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En su discurso recordó como a través de su padre, que fue poeta, él pudo a los nueve años descubrir el lenguaje, la palabra y la poesía. Recordó también cómo fueron varios los libros que le ayudaron a salvar la palabra, libros que fueron llegando como mareas. Desde "El libro del desasosiego", de Fernando Pessoa y "El bebedor de vino de palma", de Amos Tutuola hasta "Gran Sertón: Veredas", de Guimarães Rosa y "Pedro Páramo", de Juan Rulfo.
"Todos esos libros aclaraban mi propósito: lo que yo buscaba no era exactamente una historia. Buscaba un lenguaje. Lo que yo buscaba era el idioma que existe desde antes de que fuéramos personas, lo que yo buscaba era la palabra eternamente suspendida entre el abismo y el camino", apuntó.
Reconocido con el Premio FIL por su "innovación lingüística", Couto compartió el galardón, dijo, con todos los escritores de mi país. "Son ellos quienes, desde hace décadas, luchan para que Mozambique gane la visibilidad que merece. Los escritores mozambiqueños, todos ellos, reafirman su identidad plural contra la herencia de los estereotipos que pesan sobre África y sobre los africanos".
Aseguró que los escritores africanos de la lengua portuguesa viven una doble segregación: su geografía y la lengua en la que escriben. Por ello agradeció al jurado del Premio más importante que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara por haber contribuido "para que las voces de esos escritores puedan ser conocidas más allá de sus fronteras".