Horror en nombre de Dios
´Araña sagrada` un título que no te puedes perder
Araña Sagrada, thriller sobre un asesino serial iraní que aterroriza las noches de una ciudad santa matando prostitutas, es una respuesta al cine del país que pulula en los festivales de cine.
- Ciudad de México
Araña Sagrada, thriller sobre un asesino serial iraní que aterroriza las noches de una ciudad santa matando prostitutas, es una respuesta al cine del país que pulula en los festivales de cine.
Esas películas asépticas, dice el director Ali Abbasi, que la Revolución Islámica aprueba y que, aunque gana premios, muestra sólo una imagen exportable de la sociedad.
Más de la sección
“Lo que quería lograr es romper el muro de la censura y mostrar que esto (lo que se ve en Araña Sagrada) también es Irán.
“Si han visto películas iraníes en los últimos 40 años, estas se presentan en los mejores festivales y reciben premios fabulosos. No digo que sean malas, pero sí que se adhieren a una visión censurada de la sociedad iraní. Nosotros no. Esa es una gran diferencia”, asegura Abbasi en videollamada.
SÓRDIDA Y VIOLETA
No resulta raro saber que, en Irán, Araña Sagrada, cinta sórdida y violenta, al estilo de los filmes de David Fincher, fue prohibida y sólo ha podido verse gracias a la piratería.
Tampoco que el filme fue celebrado en el Festival de Cine de Cannes, donde Zar Amir Ebrahimi obtuvo el premio de Mejor Actriz.
Nacido en Teherán pero exiliado en Dinamarca, Abbasi (Border, Shelley) es uno de los realizadores iraníes más prestigiosos.
La idea de Araña Sagrada habita su mente desde que en 2001 leyó la historia real de Saeed Hanei (en el filme interpretado por Mehdi Bajestani), veterano de guerra que asesinó a 16 mujeres en Mashhad.
Durante el juicio, hubo una corriente que lo llamó una inspiración, un héroe por “limpiar de pecadoras” la ciudad.
Después, Abbasi vio un documental, And Along Came a Spider (2003), con entrevistas a involucrados en el caso y hasta a Saeed antes de que lo ejecutaran.
LA HEROÍNA
“Antes, pensaba en él como un monstruo, psicópata, como Buffalo Bill en El Silencio de los Inocentes. Pero no, se veía normal, carismático, bien parecido. No creerías que hay algo mal en él”.
Abbasi acabó perturbado, sin embargo, en ese mismo documental halló a la heroína para la historia que quería contar: una mujer periodista real, llegada de Teherán, que acudió a la corte e investigó el caso.
Es válido imaginar que esa reportera se enfrentó a una burocracia misógina y hasta a acoso sexual de las fuerzas de la ley, algo que se aprecia en la versión ficcionalizada en pantalla, con el personaje de Rahimi (Ebrahimi).
“Expandí el personaje y me tomé algunas libertades respecto al caso real. En la película compiten dos puntos de vista, el de Saeed y el de Rahimi, alguien tan fuerte como él, pero de manera distinta. Es un contrapeso.
“Justamente la misoginia es parte importante del filme. Hay misoginia pura, que es violencia física, pero también está la diaria, que es dura. Es lo que viven muchas mujeres en Irán: abogadas, doctoras, estudiadas, con buenos sueldos, pero alguien llega a regañarlas porque su cabello se asoma por su velo”.
MISOGINIA ENQUISTADA
El estreno de Araña Sagrada ha coincidido con el endurecimiento de la represión en Irán hacia las mujeres por el código de vestimenta islámico.
Desde el arresto, tortura y muerte a manos de la policía religiosa de Mahsa Amini, una joven que no usaba su hiyab de manera correcta, en Irán despertó un movimiento de protesta y cambio social.
“Tenemos un gran y enquistado problema de misoginia que no empezó con esta República Islámica. U probablemente no acabará con ella. Pero parece vitaminada ahora, con una lectura medieval del Islam.
“Irán es, probablemente, uno de los pocos países en el mundo donde el gobierno te dice cómo debes vestirte. Es realmente loco. Parece ‘1984’, de George Orwell, sólo que en ‘1984’ el gobierno funcionaba. Aquí es disfuncional”.