Reynosa

El caso de la vaca hosca, 1931 Averiguaciones en Reynosa en los años 1930

El acervo documental de la serie de averiguaciones de la sección de Juzgados del Archivo Municipal refleja cambios que ha tenido la sociedad a través de su historia
  • Por: Antropólogo Martín Salinas Rivera / Cronista Municipal de Reynosa
  • 25 / Agosto / 2019 -
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El caso de la vaca hosca, 1931 Averiguaciones en Reynosa en los años 1930

El acervo documental de la serie de averiguaciones de la sección de Juzgados del Archivo Municipal de Reynosa refleja los cambios que ha tenido la sociedad de Reynosa a través de su historia. Por dar un ejemplo, los casos de abigeato encontrados en este archivo apuntan el modo de vida que existía en esta región fronteriza durante el siglo XIX. Los casos relacionados con la segunda parte de la década de los años 1920 y durante los primeros años de 1930 muestran la vida disipada de la otra época.

La villa salió del letargo provinciano, proyectándose como un lugar importante para la actividad turística durante la segunda mitad de los años de 1920. En Reynosa proliferan los casinos, cabarets, casas de juego, restaurantes y todo tipo de diversión durante la época de la Ley Seca de los Estados Unidos. Pues entre 1920 y 1933, estuvo prohibido vender bebidas alcohólicas en el país vecino. La villa sería elevada a la categoría de ciudad, el 1 de enero de 1927. Los dos siguientes casos muestran como algunos paisanos disfrutaban la época de la Prohibición en Reynosa


El caso de la vaca hosca, 1931

Desde temprano en la noche, Juan Siller, Salvador Guevara, Severiano García, Reynaldo e Isaac Rodríguez dieron varias vueltas en un automóvil por varias calles de la población. Con placas del año 1921, el joven Severiano García Jr.  piloteaba el Ford sin capacete. 

Serían como la 1:30 horas del día 24 de noviembre de 1931, cuando el coche entró por la calle Juárez de norte a sur y al enfrentar la calle Guerrero golpeó a una vaca descrita como “hosca cabeza pinta,” que después se supo que era propiedad del Sr. Ramón Anzaldúa.

A las 9:00 hora de ese día se trasladó el personal de la Inspección de Tránsito al lugar de los hechos, que se hallaba frente a la casa del señor Juan Reyes por la calle Juárez. La vaca con varios golpes y raspaduras demostraba haber sido arrollada por algún vehículo, algo así como un automóvil o camión. 

Más tarde esa mañana fue llamado el joven Juan Siller para preguntarle si no tenía conocimiento de lo ocurrido. Este dijo que se les atravesó la dicha vaca, que reconoció ser la misma que estaba tirada en el cruce de las calles Juárez y Guerrero. Por más que pretendió aminorar la velocidad para no atropellar al semoviente, no le fue posible. El animal quedó inutilizado por debajo del automóvil. Esta declaración fue confirmada por el piloto del automóvil de sitio, conocido como Severiano García. 

Ese mismo día también fueron examinados los señores Salvador Guevara, Reynaldo e Isaac Rodríguez, quienes declararon en la misma forma que lo hizo el joven Siller. Cuando se le interrogó al joven Severiano sobre si pagaba el semoviente atropellado, contestó que no, “por creerlo del todo punto injusto.”

Enseguida se presentó el Sr. Ramón Anzaldúa para ver si se le pagaba 50.00 pesos que era en lo que evaluaba su animal atropellado, pero habiéndosele dado a conocer la opinión de García dijo:  pedía que siguiera la consignación del caso para que las autoridades superiores definieran responsabilidades. 

En vista de que el joven Severiano García piloteaba a más de la velocidad marcada por la Inspección de Tráfico y por no traer las luces reglamentarias, se le impuso una multa de 25.00 pesos; consignándose el acta al ciudadano Agente del Ministerio Público, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 95 y 101 del reglamento de tránsito.  

El caso de la vaca hosca, 1931 Averiguaciones en Reynosa en los años 1930


El caso de amenazas y amagos a extranjeros, 1933

Eran las 23:00 horas del 15 de marzo de 1933, cuando andando por las calles de la población fueron agredidos el norteamericano Mayo T. Graham, un artista de teatro de 26 años de edad; era nativo de los Ángeles, California, y se encontraba avecindado en la ciudad de McAllen, Texas. En ese momento se encontraba “accidentalmente” en esta población de Reynosa, acompañado de su compatriota Lew Boyle, de 49 años de edad. Este último era un industrial originario de Oakland, California que había vivido anteriormente en McAllen, pero se había mudado a Reynosa

Teófilo López de 27 años de edad, soltero, de profesión jornalero, natural de China, Nuevo León, con residencia en esta población, declaró que como a las 23:00 horas poco más o menos estando en el baile que se daba en el Salón Astoria, llegó al lugar Dionicio Anzaldúa. Este le habló proponiéndole intercambiarse sombreros. Después que lo efectuaron lo invitó a que fueran a dar una vuelta por la Zona de Tolerancia. 

Caminando con dirección a dicho lugar, Teófilo percibió que por esa misma calle hacían su tránsito de regreso 2 individuos. Así como él y su compañero caminaban por el centro de la calle, los otros también lo hacían en sentido opuesto. Al aproximarse se dio cuenta que eran dos extranjeros que hicieron valla como para darles paso. Fue en ese momento que Dionicio Anzaldúa sin decir palabra se arrojó sobre uno de los citados extranjeros mientras que él se quedó parado, ignorando la actitud de tal agresión de su compañero. 

Dionicio le tiró un golpe a la cara a uno de los extranjeros (Lew Boyle), pero éste inmediatamente le puso las manos por encima de sus bolsillos. Automáticamente el otro extranjero dio auxilio a su acompañante, dándole un golpe a Dionicio dominándole y echándolo a tierra. A Teófilo le causó sorpresa que los agredidos escaparan rápidamente para pedir auxilio, por lo que él decidió también dejar el lugar, pues pensó no haber cometido ningún delito. Aunque declaró que temía que los extranjeros se arrojaran sobre él por lo que tomó en la mano una navaja que cargaba en el bolsillo. 

Los 2 extranjeros y Teófilo corrieron hasta la próxima esquina en donde estaba un punto de vigilancia, donde los veladores después de las confidencias optaron por conducirlo hasta la Comandancia de Policía para las investigaciones del caso. Aunque ambos extranjeros declararon que no había tenido ninguna participación en el asalto, Teófilo fue arrestado.  

Dionicio Anzaldúa, de 23 años de edad estaba casado y era natural de Reynosa, negó los hechos de la confrontación a golpes. Declaró que en la noche estuvo en el baile en el Salón Astoria donde compartió su tiempo con amigos y con Teófilo López, con el cual intercambió sombreros después de las 22:00 horas. Declaró que más tarde ambos salieron con dirección a la Zona de Tolerancia, llegando solamente hasta la cantina del Sr. Alfredo Isassi donde estuvieron jugando (billar) con Gabino Ponce, Vicente Cano y otros compañeros. Después de un rato regresaron nuevamente al Astoria donde cada quien se puso a bailar.  Dionicio cambió su declaración diciendo que lo contado había sucedido antes de las 22:00 horas; declarando que como a las 23:00 horas fue aprehendido por los Gendarmes Municipales y conducido a la Comandancia de la Policía. 

Decía ignoraba la causa de su arresto; él para entonces hacía rato que no había visto a Teófilo López y no sabía para donde se hubiera ido ni con quién, desconocía del todo la noticia del asalto de los americanos.

Dionicio argumentaba no haberse embriagado como algunas veces lo acostumbraba, en virtud de estar a dieta por enfermedad, privado de tomar licor desde hacía días. Pero decía que Teófilo López si había dado algunos tragos de licor, pero que no lo vio enajenarse.

Los autos de los delitos de amenazas y amagos a los que se refiere este expediente, así como los detenidos Teófilo López y Dionicio Anzaldúa fueron consignados por el Ministerio Público, Margarito Guerra, ante el Juez de Paz Mixto de este lugar, poniéndolos a su disposición en la cárcel pública.  Esto era con el fin de seguir los trámites legales y para que se les impusiera el castigo de Ley. 

Desconocemos la conclusión de estos 2 casos: no se sabe si esa noche no alcanzó Severiano García Jr. a ver la vaca hosca porque era de un color moreno muy oscuro; tampoco sabremos sobre las razones de Dionicio Anzaldúa para golpear a los extranjeros. En esos años de la “Ley Seca” sabemos por estas historias que algunos reynosenses llevaban una vida disipada y alegre. 

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