EEUU: Funcionarios visitan albergue para niños migrantes
Los defensores dijeron que las instalaciones debían ser un lugar seguro para alojar a los niños por un par de semanas para que el gobierno tuviera tiempo de ponerse en contacto con sus familiares
El gobierno del presidente Joe Biden brindó el viernes un vistazo al interior de uno de los albergues de emergencia que abrió para alojar a los niños que cruzan la frontera sur de Estados Unidos sin compañía de un familiar adulto, y afirmó que la instalación de California es “un modelo” entre los albergues a gran escala, algunos de los cuales han sido objeto de críticas.
Dos periodistas de The Associated Press los acompañaron y compartieron apuntes y fotografías de la visita con otros medios de comunicación como parte de un acuerdo de intercambio.
La instalación está situada en poco más de 240 hectáreas (casi 600 acres) y cuenta con canchas de fútbol y un centro para hacer llamadas con paredes decoradas con pinturas de mariposas y animales marinos brillantes. Ahí los niños pueden llamar a sus familiares mientras esperan a reunirse con ellos. Algunos menores jugaban afuera: Un niño pequeño era jalado en un cochecito, mientras que unos adolescentes saludaban a los funcionarios a su paso.
Dentro de una gran sala de exposiciones con viejos carteles de hot dogs y helados en la pared, unos cuantos niños estaban acostados en sus catres y leían. Las camas estaban organizadas en módulos con un televisor en cada sección. Algunos niños veían la tele, mientras que otros jugaban cartas juntos o estaban con los cuidadores.
Junto al centro de llamadas, decenas de estrellas azules, rosas y plateadas con nombres cubrían casi por completo una pared. Un funcionario dijo que los cuidadores ponían una estrella con el nombre de un menor cuando eran liberados de la instalación.
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“Se están quedando sin espacio”, comentó Becerra, cuya agencia se encarga de atender a los niños migrantes.
Afuera de la instalación, Becerra comentó a los reporteros que “la consideramos como un modelo”.
“No es fácil montar algo como esto tan rápido, y hacerlo bien, pero creo que pueden ver que este es un lugar en el que los niños pueden estar sanos y salvos”, comentó Becerra.
Es la segunda visita de Becerra en una semana a una de las instalaciones temporales abiertas por el gobierno del presidente Joe Biden en los últimos meses, luego de que decenas de miles de niños cruzaron la frontera sur de Estados Unidos sin compañía de un adulto. De los 14 centros que abrieron, dos han sido cerrados debido a que no cumplían con los estándares del gobierno, y otros han ido cerrando a medida que más niños son liberados y entregados a familiares que viven en Estados Unidos o son transferidos a instalaciones con mayores estándares de atención.
Aunque los albergues de emergencia son considerados ampliamente como una mejora respecto a los centros de detención fronterizos que están repletos de niños, el gobierno de Biden enfrenta cada vez más presión para abordar las inquietudes de que los niños migrantes han estado languideciendo en instalaciones sin licencia estatal en lugar de reunirse rápidamente con sus familiares en Estados Unidos, lo que les ha causado ansiedad y ataques de pánico.
Unos días antes, Becerra visitó el albergue más grande del gobierno en la base militar de Fort Bliss, cerca de la ciudad de El Paso, Texas, que según los defensores del bienestar infantil ha sido particularmente problemático.
Los defensores dijeron que las instalaciones debían ser un lugar seguro para alojar a los niños por un par de semanas para que el gobierno tuviera tiempo de ponerse en contacto con sus familiares e investigarlos. Aquellos menores que no tienen familiares viviendo en Estados Unidos deben ser transferidos a una instalación que cuente con licencia estatal.
Hasta esta semana, la estancia media en los refugios temporales era de 37 días, y la red de instalaciones se ocupó a poco más de la mitad de su capacidad, según datos del HHS obtenidos por la AP.
Más de la mitad de los 5.300 niños que se encuentran en los albergues de emergencia tienen familiares cercanos en Estados Unidos, como un padre o un abuelo. Un tercio de los jóvenes que se encuentran en esos lugares no tienen ese tipo de contacto, según los datos.