Destaca Patch Adams en su visita a México que reír es la vida misma
México.
Su gran bigote blanco y cabellera larga del mismo color, en donde destaca un mechón azul, contrasta con su vestimenta; una camisa con círculos y flores estrafalario y un pantalón con manchas multicolor, calcetines, uno azul y otro rosa y enormes zapatos de payaso.
En ingles relató a estudiantes y maestros sobre que lo llevó hasta el Auditorio Crescencio Ballesteros de la Universidad Iberoamericana como parte de una labor que inició en 1963 en un hospital psiquiátrico, al ser él mismo interno y ayudar con la risa a un joven que ahí conoció.
Mete los dedos en los lados de su boca y saca la lengua, todos ríen, balbucea palabras raras, el grupo de voluntarios vestidos de payasos de diferentes países reparten narices rojas de plástico a los presentes, pulseras de colores.
En medio a la conferencia, en donde lo menos que ocurrió fue la solemnidad, una joven relata que sufre de depresión, intercambian unas palabras, le dice que lo que siente es tristeza, hace gestos y ella ríe, le dice que es su amiga, que puede comunicarse con él cuando quiera.
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Otro caso más dramático ocurre cuando una mujer relata en español, a través de una traductora, que su hija fue diagnosticada como equizoide, él pregunta si ella se encuentra ahí, responde que está a su lado, le pide le pase el micrófono y habla con ella en inglés.
Le dice que todos somos iguales, que las enfermedades mentales son como etiquetas, como sobre nombres, un estado de ser.
“La tristeza es lo que sienten ellos, pero la depresión es el diagnóstico, la tristeza es la realidad. No tengo fe en ningún diagnóstico psiquiátrico, el sistema capitalista controla el mundo vía la medicina psiquiátrica, miles de etiquetas y millones de dólares invertidas en esto”, expone.
Después platica de su experiencia con militares que regresaron de la guerra a su natal Estados Unidos y cómo logró conformar con ellos un grupo de voluntarios que acudieron a hospitales con niños, con pacientes psiquiátricos a llevar amor, cuidado y alegría.
Es más, para que quedará evidencia transmitió un largo video, que por cuestiones de tiempo se tuvo que interrumpir, pero quedó la evidencia de que estos ex soldados lograron sobreponerse al trauma de la guerra vestidos de payasos para hacer reír y dar amor a quienes lo necesitan.
Fueron casi tres horas de risas, experiencias de vida, pero confiesa: “qué pena que se acabó, a mí me hubiera gustado seguir con más preguntas interesantes y profundas. Insiste “reír es mucho más que una terapia, es la vida misma, terapia es como la riqueza de las empresas farmaceúticas”.
El médico, activista social, diplomático y escritor comentó que llegó el pasado lunes 11 de febrero a la Ciudad de México, estuvo en el Hospital Rubén Leñero, ayer martes en la Universidad y realizará eventos cada día en hospitales, asilos y universidades hasta el jueves.
No obstante, los cerca de 24 voluntarios de Canadá, Irlanda, Italia, Dinamarca y otros países, permanecerán hasta el domingo.
Los interesados en participar como voluntarios en este trabajo de llevar amor, risas y cuidado a quienes lo necesitan pueden solicitar informes a través del correo electrónico dario@patchadams.org así como en el sitio patchadam.org.