Comparten amor por la lucha libre
Guía la morena de fuego a su hija en el difícil mundo de los ‘costalazos’
Ciudad de México
Lo único que yo quería como madre era verlos crecer bien y que se fueran por el buen camino; lo logré y es el mejor regalo que me pudieran dar¨. Marcela técnica
Más de la sección
Recorriendo los pasillos y escaleras de la Arena México, Marcela y Skadi, madre e hija, se saben diferentes, pero tienen una coincidencia muy fuerte: la lucha libre.
Recién operada de su rodilla derecha, la Morena de Fuego confiesa que no quería que su hija se dedicara a la lucha por todas las dificultades que enfrentó y sufrió en el deporte; sin embargo, también se reflejó en la joven enmascarada, pues ambas se aferraron al sueño de dedicarse al pancracio y por eso empezó a entrenarla.
“Cuando me dijo que quería ser luchadora dije que no por todo lo que se vive del machismo, las discriminaciones, el maltrato que es cruel, pero ella se aferró y tuve que dar mi brazo a torcer porque es mi hija y yo tuve por parte de mi mamá eso de que no quería que fuera luchadora y no me quedó otra más que apoyarla.
“Es difícil ser madre y a la vez maestra y compañera, porque yo soy muy exigente y sí le pido que entrene y en el ring le pido que tenga distintos movimientos, pero al final ambas hemos complementado esa parte de madre e hija”, explicó Marcela.
Skadi ve en su madre a la mejor inspiración, pues siempre les mostró fortaleza y ganas de superarse, y aunque tienen diferentes formas de pensar, hay rasgos de la personalidad de Marcela que ella ha adoptado como propios.
“Mi mamá es muy exigente y yo también me he vuelto muy exigente, siempre bajo del ring pensando qué me hizo falta algo, porque así me enseñó ella, porque siento que siempre puedo dar un extra”, agregó Skadi.
MADRE ES... LA QUE LES PARTE
Mi mamá y yo somos diferentes, pensamos muy diferente, aunque coincidimos en la exigencia, pero mi historia va por otro lado¨ Skadi técnica
Madre no es la que engendra, sino la que Skadi les parte a las luchadoras que se agandallan con Marcela.
Aunque compartir esquina con su mamá representa responsabilidad y exigencia, para la enmascarada también es un reto a mantenerse tranquila cuando las rudas se quieren pasar de lanza con su jefa, aunque confiesa que a veces ha perdido ese reto.
“La verdad es que me ha pasado y sí les he pegado la mayoría de las veces, se trata de ser profesional, pero ya cuando veo que le están pegando de más, pues yo también les pego.
“También es mucho nervio estar al lado de mi mamá en la misma esquina, además de mucho compromiso porque sé que ella es muy exigente y nos conocemos tanto que hacemos buena unión”, afirmó Skadi.