Él no jugaba a ser Superman, jugaba a ser torero
Julián Garibay, quien juagaba a ser torero en el ruedo de la Plaza de Toros Nuevo Progreso, regresará para su debut como novillero en GDL
Guadalajara, México.-Aquel niño que jugaba a ser torero en el ruedo de la Plaza de Toros Nuevo Progreso, regresará vestido de luces para su debut como novillero en Guadalajara.
El tapatío Julián Garibay encabeza mañana el festejo inaugural de las Novilladas 2022 junto a los alternantes Eduardo Neyra, de Durango, y Jesús Sosa, de Tlaxcala, quienes lidiarán un encierro de la ganadería Felipe Castorena.
"Estoy muy contento y entusiasmado, con muchas ganas de estar ahí con mi gente y en una plaza que la considero como mi segunda casa porque me la he pasado toda mi infancia jugando ahí. Me imaginaba tantas cosas y espero que, primero Dios, este domingo pueda dejarlo todo, salir a hombros y disfrutar mucho", cuenta Julián Garibay para CANCHA.
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A sus 21 años, Julián mantiene encendida esa llama de la infancia. El corazón le dicta ser torero y él disfruta como si se tratara de ese juego de niños, sin evadir la responsabilidad de hacerlo profesionalmente.
"Prácticamente he crecido en esto, mis papás se conocieron en una plaza de toros. Así como muchos niños juegan a ser Superman, yo desde chiquito jugaba a ser torero. Jugaba en un departamento pequeño y me la pasaba rompiendo cosas y ahí fue cuando mi mamá me metió a la Escuela Municipal Taurina para jugar ahí. Entré desde los cinco años y actualmente sigo jugando a ser torero, sólo que ya más serio", recuerda el novillero.
"Se juega incluso con la muerte y se sabe que hay animales que aunque sean chicos, te pueden hacer daño y la verdad que ese riesgo te atrapa. Saber que en cualquier momento puede pasar algo, por lo menos a mí me atrapa y me gusta esa sensación de miedo e incertidumbre", añade.
- El aspirante a matador de toros fue alumno durante 10 años de la Academia Municipal Taurina de Guadalajara, posteriormente su carrera ha sido impulsada por el matador Antonio Bricio.
En 2019 fue la primera vez que fue a España para continuar con su preparación y desde abril del año actual, es alumno del Centro Internacional de Tauromaquia y Alto Rendimiento - CITAR. En territorio ibérico, Garibay torea en festivales y realiza labores de campo frecuentemente.
"Para mí torear es una sensación de libertad y de felicidad súper bonita, no sólo delante del toro, sino en mi día a día. Cuando me estoy vistiendo de torero, en el patio de cuadrilla o en la plaza. Es como si estuviera viviendo un sueño constante".
"Cuando el toro me lo permite y puedo hacer las cosas bien, y la gente está disfrutando conmigo, ni te cuento. Es una sensación de lo mejor que podría vivir. No sé ni cómo explicarlo, me siento muy lleno, feliz, pleno conmigo mismo", revela Julián.