A romper el maleficio

Empezó la campaña con dudas, pues había perdido a uno de sus receptores favoritos, Stefon Diggs, pero Josh Allen nunca bajó los brazos y hoy tiene a los Bills en postemporada con aspiraciones renovadas.

El quarterback de Búfalo demostró ser más efectivo, pues esta campaña tuvo la menor cantidad de capturas e intercepciones desde que debutó en 2018 en la NFL.

Esto llevó a Bills (13-4) a conseguir la segunda siembra de la AFC y a él a convertirse en el favorito para adjudicarse el premio del MVP.

Pero nada de eso servirá si Allen no coloca a Bills en el siguiente nivel, y para eso debe crecerse este domingo al recibir a los Broncos de Denver, primer obstáculo rumbo a un posible Super Bowl LIX.

Desde que Josh llegó al equipo sólo en su año de novato no sacaron boleto a Playoffs.

Los Bills ligan ya seis campañas clasificando y cinco títulos en fila del Este de la AFC, pero al jugar los Playoffs se aparecen los fantasmas de una franquicia que parece estar destinada a ser perdedora.

Allen -quien sumó esta temporada 3 mil 731 yardas por aire, 26 pases de anotación y apenas 6 intercepciones- no es el legendario Jim Kelly que llevó a los Bills a 4 Súper Tazones a principios de los 90 -todos los perdieron-, pero es un jugador que quiere romper ese maleficio y que los Bills obtengan por fin el título.

Búfalo presume esta campaña la segunda mejor ofensiva de la NFL, con 30.9 puntos y tendrá su primera prueba ante Denver, el tercer mejor equipo en permitir puntos con solamente 18.3.

Josh, de 28 años, tiene una nueva oportunidad para justificar en Playoffs lo que cobra -43 millones de dólares anuales-. Juega ante su gente y cuando no encuentre receptores saldrá a ganar yardas.

Sumó 531 en la campaña, el segundo mejor del equipo detrás de James Cook (1,009), y necesitará que las manos de Khalil Shakir, Keon Coleman o Dalton Kincaid sean seguras, además de que su defensa -permite 21.6 puntos, es la 11 de la Liga- se comporte a la altura.