Libra Barcelona "infierno turco"
Los blaugranas ganan 2-1 al Galatasaray y avanzan a Cuartos de Final de la Europa League
El Barcelona volvió a enredarse en el remate como le ocurriera en el duelo de la ida, torpe el equipo en cada una de las líneas, lento en la composición y sin ingenio ni talento por una vez para generar ocasiones de gol claras.
Resulta que Eric García no brilló en la salida del balón -salió de inicio porque flotaron a Araujo en la ida- y palideció en defensa, en carreras con Gomis.
De Jong tampoco encontró su fútbol ni la vía al gol después de romper desde atrás y plantarse ante el portero, pase de Busquets y chut que le hizo cosquillas al palo pero por fuera. Y Adama se perdió en los regates sin poder sacar centros, anulado ante el dos contra uno que le hacía el Galatasaray.
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Pero Pedri pidió la pelota y arregló el desaguisado, futbolista que brilló en infierno turco para llevar al Barcelona a los cuartos de final de la Liga Europa.
El entramado defensivo turco era fabuloso, equipo que había estudiado al Barça al dedillo porque le restaba las virtudes y hurgaba en sus defectos. Entre ellos, la falta de contundencia en los centros laterales o jugadas a balón parado. Así llegó un remate de Gomis que se marchó alto y así llegó el gol de Marcao, que se despegó de Ferran Torres y superó a Ter Stegen. Un mazazo del que, sin embargo, el equipo azulgrana se repuso gracias a la genialidad de Pedri, capaz de detener el tiempo en el área, donde todos se ponen nerviosos, y hacer dos paradinhas antes de batir a Iñaki Peña.
Ocurrió, sin embargo, que el segundo acto empezó de la mejor de las maneras para el Barcelona porque una triple ocasión acabó en el gol de Aubameyang -antes lo probaron Busquets y Pedri-, en la bofetada necesaria para que el equipo turco dejara un poco más de espacios. Aunque se torcieron un poco las cosas con la lesión de Dest (Alves no está inscrito en la competición y Araujo ocupó su lugar) y algún susto turco, como un disparo lejano de Van Aanholt.
Pero el Barça es un equipo que progresa adecuadamente, un alumno aplicado en las enseñanzas de Xavi porque ahora ya es capaz de dormir los encuentros, de cantarle una nana si es necesario con la pelota entre los pies. Casi siempre con Pedri como protagonista, jugador que debe acabar los partidos con tortícolis para saber dónde están los rivales y los compañeros sobre el césped. Lo que no pudo ver es cómo desde la grada tiraron un botellín de agua a Jordi Alba, que se encaró con la hinchada rival y tiró el balón… Pero la cosa no pasó a mayores y lo que ocurrió fue un recital del medio azulgrana, un ángel en el infierno turco.