Cárdenas Palomino: mensajero del poder
‘Si usted comete algún error lo va a pagar muy caro’
Raúl Bruno Nava dejó el Reclusorio Norte en diciembre de 2017. Pasó más de dos décadas ahí dentro, donde le tocó ver y oír mucho de cuanto ocurre en ese centro penitenciario.
Me aseguró que durante el segundo semestre de 2006 recibió la visita de una persona que le propuso una suma considerable a cambio de eliminar, dentro de la cárcel, a Tony Castillo Cruz, supuesto secuestrador de Hugo Alberto León Miranda (alias Wallace Miranda).
Dijo Bruno Nava que no consideró con seriedad tal oferta, entre otras razones porque ya desde entonces, “en su mundo” el nombre de Isabel Miranda de Wallace estaba lastimado por una mala reputación, pero también porque él no se dedicaba a hacer ese tipo de trabajo sucio.
Ante la negativa, la persona que llevó la propuesta exigió guardar silencio. Tiempo después se apareció por el Reclusorio Norte un segundo mensajero: Luis Cárdenas Palomino.
“‘¿Sabes quién soy’?, preguntó, y yo al principio dudé. ‘Soy Palomino, ¿recuerdas que vino una persona a pedirte un favor? Pues (el trabajo) no se va a hacer y vengo a exigirte una sola cosa: que aquí quede ese asunto y que por ningún motivo vaya a llegar a mayores’.”
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El recluso se interrogó sobre el tamaño de la influencia que podía tener la señora Wallace, como para que ese policía connotado se tomara la molestia de amenazarlo:
“Yo nada más le advierto –habría insistido Cárdenas Palomino–: si usted comete algún error lo va a pagar muy caro.”
Afirma Bruno Nava que, en vez de arredrarlo, esa conversación lo sacó de sus casillas: “haga lo que tenga que hacer –reaccionó el recluso–, mientras tanto debe saber que a mí me gusta para que usted se vaya a chingar a su madre”.
Lugo replicó: “Si ya sabes quién soy yo, también sabrás quién manda aquí dentro, así que no le busques”.
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