Los Ángeles, Estados Unidos
Cuando Wu Ke-xi buscaba una trama aterradora para su película más reciente, no tuvo que escarbar más allá de su propia industria.
“Nina Wu”, la cinta de la actriz y guionista taiwanesa, es la historia de una actriz que en busca de un papel que la lleve al estrellato, sufre el abuso de un hombre poderoso y las secuelas psicológicas.
Wu se encontró a sí misma siguiendo de cerca el movimiento #MeToo (#YoTambién) en Hollywood y decidió escribir algo para las mujeres afectadas por la violencia sexual en la industria del espectáculo.
Dirigida por Midi Z, la película fue seleccionada para el Festival de Cine de Cannes.
“Después de 2017, después del año que ocurrió lo de Harvey Weinstein, leí muchos documentos y entrevistas. Tenía mucha curiosidad sobre lo sucedido”, dijo Wu, quien contó que a lo largo de su carrera ha sido amenazada, pero que nunca ha sufrido de abuso sexual.
“Aún así es una experiencia humillante. Así que me mentí realmente conectada con esas mujeres”, dijo.
Las industrias del espectáculo lidian con muchos de los problemas que han trastornado las carreras de grandes figuras en Estados Unidos y otros países.
A principios de año, la escena del K-pop fue sacudida cuando dos astros fueron acusados de conducta sexual inapropiada en Corea del Sur. El cantante Jung Joon-young fue acusado de filmar secretamente sus relaciones sexuales con mujeres y compartir los videos en una aplicación de su teléfono celular. Y Seungri, el miembro más joven del quinteto Big Bang, fue acusado de tratar de concertar servicios sexuales para inversionistas de negocios.
El año pasado, en India, la actriz de Bollywood Tanushree Dutta reveló detalles de una denuncia que presentó en 2008 contra el actor Nana Parekar por acoso sexual, lo cual él negó. Un aluvión de historias de acoso y abuso de actrices y guionistas indias le siguieron a ésta en redes sociales.
El actor, cantante y cineasta indio Farhan Akhtar, un embajador de “He For She” para Naciones Unidas con su propia iniciativa, “Hombres contra la Violación y la Discriminación”, dice que hay ansiedad en la industria.
“El miedo recorre la espina dorsal de todo el mundo al pensar: ‘ay Dios mío, quizás hice algo en el pasado que se pueda volver en mi contra’”, dijo.
Y exhorta a otras mujeres a pronunciarse y hablar.
La guionista Zhou Xiaoxuan sí se pronunció. Se convirtió en una figura central del movimiento #MeToo en China luego que un ensayo que escribió en privado, argumentando que fue violada por un astro de la televisión, se hizo público en la plataforma de redes sociales Sina Weibo el año pasado.
Un prominente presentador de televisión, Zhu Jun, la demandó por difamación y Zhou presentó su propia demanda por la transgresión de sus derechos personales. Activistas por los derechos de las mujeres en China están siguiendo el caso.
Zhou dice que el movimiento ha tenido un alcance limitado en China, donde ha afectado mayormente a un grupo de hombres prominentes con buenas conexiones.
La reportera de televisión japonesa Shiori Ito dijo que vivió meses de insultos y humillaciones tras revelar en mayo de 2017 que había sido violada. Eso fue antes de que el movimiento #MeToo surgiera en Estados Unidos.
“Estoy muy agradecida con todas las mujeres que han hablado porque yo me sentía muy sola”, dijo. Agregó que ha sentido un cambio en Japón y en su propia familia.
CONTRA EL ABUSO SEXUAL
En Pakistán, la bailarina, directora de teatro y activista Sheema Kermani realiza una campaña contra el abuso sexual con el fin de que el movimiento ahí sea más que un fenómeno pasajero.
En Tailandia, la modelo y presentadora de televisión Cindy Sirinya Bishop lanzó la campaña “No me Digas Cómo Vestir” tras recibir una ola de apoyo por una “diatriba en redes sociales”: su respuesta a un artículo que aconsejaba a las mujeres no usar ropa sexy para el Año Nuevo tailandés con el fin de evitar sufrir abuso sexual Bishop también creó una exposición con ropa usada por víctimas de abuso sexual.
Señaló que su movimiento habría ocurrido independientemente de las historias que llegaron de Estados Unidos, pero señaló que de alguna manera el movimiento #MeToo ha empoderado colectivamente a las mujeres sin saberlo, en todo el mundo.