Vulnerabilidad de España con las medidas del BCE

El ‘estado de excepción monetario’ no va a durar indefinidamente

Pocas economi´as de la eurozona son tan sensibles como la espan~ola a la futura decisio´n del Banco Central Europeo (BCE) de retirar los esti´mulos excepcionales que conforman su poli´tica monetaria. Gracias a unos tipos de intere´s en mi´nimos histo´ricos y al mantenimiento de su programa de compras de deuda pu´blica, las familias, empresas y administraciones pu´blicas espan~olas han liberado renta y han podido ir digiriendo con mayor comodidad el exceso de endeudamiento. Esa poli´tica excepcional del BCE sigue siendo el principal factor de cola que impulsa el crecimiento espan~ol, la manifestacio´n de la solidaridad europea con Espan~a, el ti´tulo del documento de EuropeG elaborado por el profesor Josep Oliver. El empuje al crecimiento y la reduccio´n de la fragmentacio´n financiera han sido mayores que en otras economi´as de la eurozona, dado nuestro superior nivel de endeudamiento y la mayor importancia de los pre´stamos de familias y empresas a tipos de intere´s variable, los referenciados al dichoso Euribor, todavi´a en territorio negativo. El Banco de Espan~a ha estimado que el impacto medio anual que ha tenido el descenso de los tipos de intere´s entre 2008 y 2016 sobre la carga financiera neta ha sido del 1.7% de la renta bruta disponible media de los hogares en este peri´odo, del 7.9% del excedente bruto de las empresas no financieras y del 0.4% del PIB en el caso de las AA PP, cifras que dan cuenta de la complicidad expansiva en los u´ltimos an~os. Pero esa suerte de esta- do de excepcio´n monetario no va a durar indefinida- mente. Es ma´s, no podemos descartar que iniciemos el an~o pro´ximo con sen~a- les de normalizacio´n de la poli´tica monetaria que supondri´an, en el mejor de los casos, un gradual enca- recimiento del servicio de la deuda en concepto de inte- reses de todos los agentes. Esos mayores costes finan- cieros, con los que hay que empezar a contar, pueden reducir la intensidad de la expansio´n actual, al hacerlo con las decisiones de gasto e inversio´n, pu´blica y privada. La sensibilidad a ese cambio de clima financiero es mayor al considerar que una parte significativa del endeudamiento conjunto de nuestro pai´s es con acreedores internacionales, adema´s del propio BCE, convertido en el principal operador en el mercado de bonos de la eurozona. No hace falta insistir en la estrecha rela- cio´n existente entre el volu- men de pasivos exteriores, brutos o netos, y la exposicio´n a perturbaciones finaninternacionales. En los an~os de expansio´n previos a la crisis el endeudamiento privado espan~ol crecio´ a un ritmo sin precedentes, desde el 94% del PIB en 2000 al 191% del PIB en 2007, con un ma´ximo del 215% en 2010. La deuda pu´blica, sin embargo, era de las ma´s bajas de Europa, del 35.5% del PIB. Una parte significativa de la financiacio´n de familias y empresas fue canalizada por el sistema bancario, que a su vez se endeudo´ con la banca internacional, europea en su mayori´a, definiendo una peligrosa dependencia de la financiacio´n exterior que agudizo´ las dificultades del sistema bancario espan~ol cuando la crisis financiera americana se instalo´ en Europa.La importante reduccio´n en estos u´ltimos an~os del endeudamiento de familias y empresas (desde el 215% del PIB en 2010 hasta el 166% del an~o pasado) ha sido paralela al aumento del endeudamiento de las administraciones pu´blicas, hasta alcanzar hoy el 100% del PIB, ma´s de 60 puntos por encima de su nivel pre- vio a la crisis. El endeuda- miento pu´blico tambie´n ha contado con la presencia de acreedores externos, sobre todo a partir de 2012, cuando el BCE emitio´ las primeras sen~ales de apoyo y se concreto´ la financiacio´n para el rescate del sistema banca- rio espan~ol, desactivando ese bucle diabo´lico entre deterioro de la deuda pu´blica e inestabilidad bancaria que sufrimos. La acumulacio´n de deuda pu´blica, por tanto, es hoy la principal responsable del aumentode los pasivos externos materializados en renta fija. Y el principal factor de riesgo.