Ciudad de México
Nunca imaginó que la vida le daría una oportunidad de oro, y con apenas dos partidos en la Expansión, con Pumas Tabasco, filial de los auriazules, pegó el salto a la Primera División.
Ortiz dio sus primeros pasos en el equipo de la Tercera División de la Unión de Curtidores, y luego pasó al Celaya donde su cabello era ensortijado, su entrenador de aquellos años le encontró parecido con Martín Palermo, el delantero argentino que jugó para clubes como Boca Juniors y el Betis en España, y decidió bautizarlo con ese sobrenombre.
Arturo debutó en Primera División en el 2013, cuando defendía los colores del León, equipo con el que le tocó ser campeón en el Apertura 2013 y Clausura 2014, solo que apenas vio acción, en el primer torneo jugó 3 encuentros y en el segundo 2.
Fueron duros aquellos años en que fue dirigido por Gustavo Matosas, pensar en ganar la titularidad se veía lejano, por mucho que hubiera picado piedra en las divisiones menores, pensar en mover a jugadores de la talla de Rafael Márquez, Jonny Magallón o Nacho González resultaba impensable para el novato.
Por eso cuando llegó la oportunidad de ir Mineros de Zacatecas no lo dudó, se propuso crecer, dar el salto y convertirse en titular. Para el 2015 ya era el defensa más destacado del equipo, con ellos jugó por espacio de dos años.
Siguieron Correcaminos y Leones Negros, donde tomó madurez, aprendió de sus errores, encontró la continuidad que se le había negado en la Primera División.
En aquellos años siempre estuvieron presentes las enseñanzas que tuvo al lado de jugadores como Rafa Márquez y José Juan “Gallito” Vázquez. Incluso uno de sus ídolos fue Sergio Ramos, a quien le gustaba seguir por horas en los videos que grababa para deleitarse una y otra vez con los juegos del Real Madrid.
Los años pasaron y el “Palermo” Ortiz nunca quitó el dedo del renglón para regresar a Primera División, lo haría por la vía del ascenso o con su trabajo individual.
Cuando llegó la propuesta para ir a Pumas Tabasco no lo pensó dos veces, era una vitrina para llamar la atención del primer equipo y la oportunidad le llegó antes de lo que imaginó. La partida de Johan Vázquez al futbol italiano obligó a la directiva a mirar hacia su filial, donde tenía un jugador con las suficientes horas de vuelo para tomar la responsabilidad.
Por primera vez el cuadro universitario dejó de pensar en los extranjeros y le dio una oportunidad a un hombre que se curtió en el ascenso.
De inmediato hizo química con Nicolás Freire, encontró un lugar en el equipo, donde se sintió como en casa y hoy hasta dos goles ya tienen en su cuenta personal. El más reciente ante Cruz Azul que ayudó a que el equipo se metiera al Repechaje.
Su próxima meta es graduarse como entrenador, lleva varios meses estudiando y aprovechando una de sus grandes virtudes, la lectura de los partidos, un punto que lo hace diferente al resto de sus compañeros, pues ha hecho de este detalle su mayor pasión.