CANBERRA, Australia
Louisa Wall, una legisladora de Nueva Zelanda que patrocinó el proyecto de ley que legalizó el matrimonio homosexual en su país en 2013, dijo que el comunicado de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la oficina vaticana que se encarga de la ortodoxia, parecía incongruente con el respaldo del papa Francisco el año pasado a una ley de unión civil. Ahora, los curas católicos no podrán bendecir uniones civiles entre personas del mismo sexo.
“Me uno a muchos católicos gays que están desanimados por este anuncio y espero que los líderes de su iglesia sigan abogando por estas bendiciones”, afirmó la legisladora. “La iglesia católica podría ser un modelo a seguir en la capacidad para evolucionar con sus miembros”.
Rodney Croome, un destacado defensor de la igualdad en el matrimonio cuando el homosexual se legalizó en Australia, acusó al Vaticano de estar fuera de lugar.
Los enlaces homosexuales estuvieron respaldados por el 62% de los votantes que participaron en un balotaje postal en 2017 en el país.
“El Vaticano está fuera de sintonía, no solo con la opinión pública en Australia, sino con la mayoría de los católicos que votaron ‘Sí’ a la igualdad de matrimonios en 2017”, dijo Croome, vocero de just.equal, un grupo que defiende la justicia y la igualdad.
“Si pudiese dirigirme al papa directamente, le diría que el pecado no radica en las relaciones entre personas del mismo sexo, sino en queines invocan a Dios para empujar a la comunidad LGBTIQ a los márgenes de la sociedad”, agregó Croome, quien es gay.
Benjamin Oh, copresidente de la junta asesora de Católicos Australianos por la Igualdad, describió la decisión del Vaticano como “personalmente dolorosa”. Según Oh, su relación de 16 años con un hombre es “digna del matrimonio sacramental”.
“La iglesia (bendijo) todo tipo de cosas: animales, autos e incluso armas utilizadas para matar a otros seres humanos”, señaló Oh en un correo electrónico. “Para muchos cristianos católicos, esta declaración va en contra de las enseñanzas de Jesús sobre el amor”.
Como católico, Oh dijo que este edicto fue “doloroso y deshumanizador a nivel personal, pero lamentablemente, nada sorprendente”.
“Sigue habiendo una cultura tóxica haca la comunidad LGBTI en nuestra iglesia y sociedades y esta declaración será empleada sin duda como arma por aquellos que quieren infligir más dolor, discriminación y sufrimiento a las personas LGBTI en nuestra iglesia y en la sociedad civil, especialmente en lugares y comunidades que discriminan, marginan, dañan, abusan e incluso matan a personas LGBTI”, dijo Oh.
En Filipinas, el país con más población católica de Asia, el líder por los derechos de los homosexuales Danton Remoto reaccionó con exasperación.
“Sigo diciéndole a la comunidad LGBTQI que solo tenemos que pelear por las uniones civiles”, dijo Remoto. “No necesitamos más estrés de esta iglesia”.
Según Remoto, es mejor librar la lucha por los derechos de los homosexuales en el país ante los gobiernos locales, que han aprobado más de 20 ordenanzas antidiscriminación en los últimos años.
“¿Por qué pelear contra una institución antigua?”, preguntó Remoto.