San Diego, E.U.
El regreso a Torrey Pines para la 121ra edición del U.S. Open significa que habrá otro gran espectáculo para la costa este, lo que cada vez sucede con más frecuencia con este torneo.
No fue si no hasta la 48va edición del campeonato nacional que se aventuró al oeste de Colorado, cuando Ben Hogan ganó en Riviera en Los Ángeles en 1948. Ese fue el inicio de ocho U.S. Open en California en los siguientes 50 años.
Los próximos 25 años tienen el mismo número de U.S. Open en la costa oeste, incluyendo a la edición de 2023 en el Los Angeles County Club.
Otro atractivo es el tener el horario estelar, pues se espera que el fin de semana las rondas terminen a las 9 de la noche del sábado y a las 8 el domingo, hora del este de Estados Unidos.
“Siempre es bueno tener a la costa oeste de cara a las próximas negociaciones de televisión o después de ellas”, dijo el exdirector ejecutivo de la USGA David Fay.
El inicio del acuerdo de 12 años con Fox (y que desde entonces regresó a NBC) comenzó en el 2015 con el Chambers Bay al sur de Seatte. El próximo contrato iniciará en 2027 en Pebble Beach.
Y también el clima es un factor.
“He estado observando el pronóstico del clima”, dijo Jordan Spieth incluso antes de llegar a Torrey Pines. “Noches frías, 23 grados durante el día y sin lluvia. Pueden hacer lo que deseen”.
Aunque parece cómodo, tal vez no lo sea tanto para los jugadores. Tomando en cuenta los tres días de práctica, la USGA tiene el campo sur justo donde quiere, con pocas oportunidades de que algo inesperado desate un caos.
Fallar los fairways es problema suficiente. Pero lo que más preocupa es fallar en los greenes. Seguro, es un campo difícil. Eso es lo que los jugadores han aprendido a esperar del U.S. Open. Eso aplica en cualquier lugar del país, el este, oeste, o en medio.
Mike Davis, el director de la USGA que se aproxima al retiro, recorrió el campo este fin de semana y recordó lo difícil que fue jugar ahí en el 2008. Tiger Woods y Rocco Mediate terminaron con 1 bajo par, 283, y Woods ganó en 19 hoyos en un playoff.
“Se disputó como debe ser el U.S. Open”, indicó Davis. “Tenías que pegar todos los golpes. Pusimos a prueba nuestra habilidad. Probamos el manejo del campo. Probamos la habilidad para manejar los nervios cuando más se necesita”.