En la ciudad californiana de Beverly Hills sigue en pie la tristemente famosa mansión Cielo Drive, que hace justo medio siglo, en agosto de 1969, se convirtió en la escena del último crimen de Charles Manson, convertido en icono de la demencia criminal tras una serie de pavorosos asesinatos en serie.
Cincuenta años después de aquel crimen, la mansión Cielo Drive acaba de ser comprada por 1,98 millones de dólares por el actor e investigador de fenómenos paranormales Zack Bagans. Productor y presentador del programa de televisión 'Buscadores de Fantasmas' (Ghost Adventure), sobre parapsicología y casas encantadas, Bagans admite que siempre se sintió atraído por la historia de la casa, dada su condición de "coleccionista de la cultura oscura".
Se cree que antes de irse, los miembros del secta La Familia (comandados por el propio Manson), se ducharon en el cuarto de baño de la pareja a la que acababan de acuchillar hasta la muerte. Una de las cosas que más atrajo a Bagans—confesó— es que casi todo el interior del inmueble estaba intacto.
"Había una energía muy muy fuerte en la casa", afirma el 'cazafantasmas'. "Este es un lugar hermoso con una historia muy oscura", recalca.
El anuncio sobre la venta de la residencia coincide con el estreno oficial de la muy esperada película de Quentin Tarantino 'Érase una vez en... Hollywood', protagonizada por Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, que recrea los crímenes perpetrados por La Familia.
¿Qué pasó en Cielo Drive?
El 10 de agosto de 1969, Manson, acompañado por otros cuatro miembros de su secta, mataron a sangre fría al matrimonio formado por Leno y Rosemary LaBianca, recientes propietarios de Cielo Drive. Sus cadáveres presentaban 41 y 12 puñaladas, respectivamente.
Una día antes, los miembros del secta, con Manson a la cabeza, fueron a la casa del director de cine Roman Polanski (que se encontraba en Londres) y de su mujer, la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses y medio. En un horrendo crimen que ahora Tarantino lleva a las pantallas, Tate fue apuñalada hasta la muerte junto a otras cuatro personas. Los discípulos de Manson utilizaron la sangre de sus víctimas para escribir en las paredes varias frases con referencia al ritual, al igual que en el caso con los LaBiancas. En 1994, la casa de Polanski y Tate fue demolida.