El Congreso asignó más de 100.000 millones de dólares en ayuda de emergencia para hacer frente a los extensos daños causados por desastres, tras la batalla por lograr un consenso esta semana sobre un proyecto de ley de gastos gubernamentales.
La decisión se produce después de que dos huracanes consecutivos, Helene y Milton, azotaran el sureste de Estados Unidos este otoño, provocando estragos a su paso. Pero el dinero no se asignará solo a esas dos tormentas, según el proyecto de ley destinado a mantener la financiación del gobierno federal hasta el 14 de marzo.
La financiación para desastres parecía estar lista para ser aprobada a principios de esta semana, hasta que el presidente electo, Donald Trump, presentó nuevas demandas que hicieron fracasar el compromiso y amenazaron con provocar un cierre federal prenavideño. El Congreso aprobó una versión reducida a primera hora del sábado, cuando los republicanos abandonaron la solicitud principal de Trump.
Este es un vistazo a lo que incluye el proyecto de ley para la ayuda por desastres y a dónde irá el dinero:
El fondo de ayuda para desastres de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) es, esencialmente, la chequera del país para emergencias. El gobierno lo utiliza para reembolsar a los estados y gobiernos locales por cosas como el retiro de escombros acumulados tras el paso de huracanes o los costos de horas extras para bomberos y policías que trabajan durante los desastres.
También incluye dinero para residentes, que va desde los pagos de 750 dólares que pueden recibir los sobrevivientes de desastres, hasta los 42.500 dólares que algunos propietarios sin seguro pueden obtener para ayudarlos a reconstruir.
Esther Manheimer, alcaldesa de Asheville, la ciudad más grande de las montañas de Carolina del Norte, que fue gravemente afectada por Helene, dijo que las autoridades de la ciudad estaban complacidas de ver los fondos adicionales para desastres.
Solo han pasado cuatro semanas desde que los residentes de Asheville pudieron beber y bañarse con el agua que sale de sus grifos. Algunos negocios en el oeste de Carolina del Norte han cerrado permanentemente o luchan por sobrevivir, y más de 200 carreteras en la región permanecen cerradas.
En un comunicado emitido a principios de la semana, Manheimer enfatizó que aún sería una larga recuperación y que "ya vemos el impacto económico, presupuestario y laboral a largo plazo que Helene dejó a su paso".
El fondo de ayuda por desastres casi se agotó después de Helene y Milton. La administradora de la FEMA, Deanne Criswell, advirtió en noviembre, durante una audiencia en el Senado, que el fondo se había reducido a 5.000 millones de dólares.
También hay unos 21.000 millones de dólares en asistencia por desastres para ayudar a los agricultores.
El comisionado de Agricultura de Carolina del Norte, Steve Troxler, dijo a principios de esta semana que estaba complacido por la ayuda al campo, pero que el estado tiene muchos cultivos especializados, como batatas y árboles de Navidad que, en general, no están cubiertos por programas federales. Señaló que tendrá que esperar y ver específicamente qué termina siendo cubierto.
"Aún estamos evaluando el proyecto de ley, ya que tiene muchos matices. El diablo está en los detalles", dijo.
Otros fondos se asignarán a la reconstrucción de carreteras y autopistas dañadas (8.000 millones de dólares), mientras que una cifra más alta (unos 12.000 millones de dólares) se destinará a ayudar a las comunidades a recuperarse a través de subvenciones del HUD.
El dinero de la subvención en bloque es uno de los fondos clave para los propietarios de viviendas que no tienen un seguro, o éste es insuficiente para recuperarse de los desastres.
También hay 2.200 millones de dólares para ofrecer créditos con bajas tasas de interés a empresas, organizaciones sin fines de lucro y propietarios que intentan reconstruir después de un desastre.
Pero el dinero no se destina solo a los residentes locales.