Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (o CDC) anunciaron ayer viernes que pondrán fin a una política que limitaba el asilo en la frontera entre Estados Unidos y México para prevenir la propagación del COVID-19. Se prevé que la decisión atraiga a más migrantes a la frontera común.
El uso de los poderes de salud pública había sido muy criticado por los demócratas y por defensores de la inmigración al considerarla una excusa para que Estados Unidos eludiera sus obligaciones de proporcionar refugio a las personas que huyen de la persecución.
La política entró en vigor en marzo de 2020, bajo el mandato del entonces presidente Donald Trump. Desde entonces, los migrantes que intentaban entrar a Estados Unidos fueron rechazados más de 1,7 millones de veces.
La política, conocida como Título 42 debido a una ley de salud pública de 1944 para evitar enfermedades contagiosas, terminará en el papel, pero no será suspendida en la práctica sino hasta el 23 de mayo a fin de dar tiempo a los funcionarios fronterizos a que se preparen. El cambio fue reportado primero por The Associated Press a mediados de semana.
Cada vez era más complicado justificar científicamente la política, ya que las restricciones implementadas por la pandemia han concluido en Estados Unidos.
La orden federal dice que los esfuerzos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) para proporcionar vacunas a los migrantes en la frontera se intensificarán en los próximos dos meses.
“Después de considerar las condiciones de salud pública actuales y una mayor disponibilidad de herramientas para combatir el COVID-19 (como las vacunas y tratamientos muy efectivos), el director de los CDC determinó que ya no es necesaria una orden para suspender el derecho de que ingresen migrantes a Estados Unidos”, señalaron los CDC en un comunicado.
El DHS dijo que esta semana que en promedio llegan unos 7.100 migrantes todos los días, comparados con unos 5.900 al día en febrero, un ritmo que podría igualar o exceder los niveles más altos del año pasado, de 2019 y otros periodos pico.
Sin embargo, los funcionarios fronterizos elaboran planes para la llegada a la zona de hasta 18.000 personas al día.
El DHS dijo que creó un Centro de Coordinación de la Frontera Suroeste para responder a cualquier aumento brusco, con MaryAnn Tierney, una directora regional de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), como líder interina y un funcionario de la Patrulla Fronteriza como subjefe.
Los funcionarios también trabajan en opciones adicionales de transportación terrestre y aérea, así como en carpas para albergar al posible influjo, y la Patrulla Fronteriza ya contrató a civiles.
En lugar de realizar patrullajes y descubrir actividades de contrabando, sus agentes pasan aproximadamente 40% del tiempo atendiendo a personas que ya están en custodia y en tareas administrativas que no están relacionadas con la seguridad fronteriza.
La agencia espera liberar agentes para que regresen a las tareas de campo luego de contratar a civiles para que hagan labores como las de asegurar que los burritos calentados en microondas se sirvan adecuadamente, revisar las celdas de detención y el laborioso trabajo de recopilar información para los documentos de la corte de inmigración.