MARFA, Texas
De los 429 sitios que forman parte del Servicio de Parques Nacionales, solo dos relataban la historia moderna de los hispanos antes de Blackwell: el Monumento Nacional César E. Chávez, en California, y el Monumento Conmemorativo Nacional Chamizal, en El Paso, Texas.
Tony Cano, miembro de la Alianza Escolar de Blackwell, asistió a la Escuela Blackwell durante tres años a partir del otoño de 1952. Durante su estancia allí, recuerda que los maestros hacían que los estudiantes escribieran palabras en español en papel, colocaran esos papeles en miniataúdes hechos con sombreros o cajas de puros, y enterraran al "señor español" en un funeral simbólico frente al asta de la bandera de la escuela.
"Intentaban que habláramos solo inglés en el campus y en el aula", reportó Cano. "Muchos niños se rebelaron. Una vez que te rebelabas, te azotaban tres veces con la tabla".
Cano recuerda que una niña que fue azotada se fue a casa con moretones y no volvió a la escuela durante tres días. Agregó que ahora que es mayor se da cuenta de que, sin importar lo que les hayan hecho en ese entonces, "no pueden quitarme mi herencia".
De 1920 a 1947, el director Jesse Blackwell, quien es anglosajón, transformó la escuela al crear una liga interescolar específicamente para "escuelas mexicanas" donde los niños de la región podían competir entre sí, dijo el historiador Cristóbal López.
Por sus contribuciones, la escuela conocida primero como Ward o Mexican School recibió el nombre de Blackwell cuando él se jubiló.
"Tomó los fundamentos y los elevó al siguiente nivel para asegurarse de que los estudiantes, a pesar de que estaban en una escuela segregada, recibieran la educación adecuada que necesitaban", dijo López, quien es representante de campo de Texas en la Asociación de Conservación de los Parques Nacionales.
"Las escuelas mexicanas, y cuando analizas la educación segregada, algunas de las cosas que sobresalen —el abuso físico, el abuso emocional— sucedieron en Blackwell", dijo López. "Pero los exalumnos realmente se unieron y cambiaron la narrativa, y realmente la convirtieron en una historia de resiliencia, perseverancia y éxito".
A pesar de las asociaciones negativas con las "escuelas mexicanas" que desalentaban el idioma español, los exalumnos se han aferrado a los recuerdos de sus maestros, amigos, los pequeños gestos y las risas.
"Creo que, en Blackwell, simplemente se preocuparon mucho por nosotros", opinó Cano, "aunque algunos de nosotros éramos difíciles de manejar".
En quinto grado, recuerda Cabezuela, él y sus compañeros recibieron nuevos equipos de juego cuando el entonces director, Henry Ward, apareció con una bolsa de lona llena de bates de béisbol nuevos. Cabezuela dijo que es uno de sus mejores recuerdos de cuando estuvo en la escuela.
Cabezuela agregó que está feliz y orgulloso de que la escuela haya podido ser conservada, pero la mejor parte de que la Escuela Blackwell haya sido nombrada parque nacional es que quienes la visiten verán a sus abuelos y aprenderán más sobre su historia. Ahora, dijo, "nuestros nietos, bisnietos caminarán por ese edificio. Incluso cuando yo ya no esté, irán allí y probablemente verán algo sobre mí y dirán: ´Mira a mi abuelito´".