AUSTIN, Texas
Cuando Idaho tuvo un inusual brote de sarampión hace unos meses, las autoridades de salud se movilizaron a fin de evitar que se propagara. Al final, 10 personas, todas de una misma familia, resultaron contagiadas, y ninguno estaba vacunado.
Esta vez el estado tuvo suerte, afirmó el director médico de la región, el doctor Perry Jansen. La familia rápidamente se puso en cuarentena y los niños de antemano tomaban clases desde casa. El brote habría sido peor si los niños acudieran a escuelas públicas, dadas las bajas tasas de vacunación del estado, señaló.
El año pasado, en Idaho, los padres optaron por no recibir las vacunas requeridas por el estado para el 12% de los niños que ingresan al kínder, la tasa más alta del país.
"Tendemos a olvidar que enfermedades como el sarampión y la polio solían matar gente", dijo Jansen, director médico del Departamento de Salud del Distrito Suroeste, que manejó el brote en septiembre.
Todos los estados exigen que los niños reciban ciertas vacunas de rutina para acudir a las escuelas públicas y, con frecuencia, a la escuela privada y a la guardería, para prevenir brotes de enfermedades infantiles que alguna vez fueron comunes, como sarampión, paperas, tosferina, varicela y polio. Todos brindan exenciones para los niños que tienen una razón médica para evitar las vacunas. La mayoría también ofrece exenciones por creencias religiosas. Quince permiten una renuncia por cualquier creencia personal.
El año escolar pasado, las exenciones de vacunación entre los niños de jardín de infantes alcanzaron un máximo histórico: 3% en total, según un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Las exenciones por creencias religiosas o personales han ido en aumento, impulsadas por el relajamiento de las leyes en algunos estados, y en otros por la desinformación sobre las vacunas y la retórica política amplificada durante la pandemia de COVID-19.
En Idaho, "un padre sólo tiene que presentar una declaración firmada" para obtener una exención, de acuerdo con el Departamento de Salud del estado. Un cambio en la ley estatal antes del año escolar 2018-19 facilitó la obtención de exenciones. La tasa de exención del estado ese año fue del 7,7%.
El brote de sarampión de septiembre comenzó cuando un residente de Nampa, la tercera ciudad más grande del estado, regresó a casa de un viaje al extranjero. El sarampión generalmente llega a Estados Unidos a través de viajes, debido a que la vacunación generalizada prácticamente ha eliminado la propagación de la enfermedad en el país.
Según los expertos, se requiere un nivel muy alto de vacunación —un 95%— para protegerse contra la propagación del sarampión y otras enfermedades. Durante la pandemia, la tasa nacional de vacunación entre los niños de kínder cayó a 93%.
Los expertos en salud advierten que se necesitan intervenciones en todos los niveles para inmunizar a más niños: diálogo de médicos con los padres, campañas en las redes sociales, mayor acceso a las vacunas en algunas áreas y la aplicación de la ley por parte de las autoridades escolares en otras.