PORTLAND, Oregon.- Cheng "Charlie" Saephan se mostró con una sonrisa amplia y una banda azul brillante adornada con las palabras "Iu-Mien USA" mientras levantaba por encima de su cabeza un cheque de tamaño promocional por valor de 1.300 millones de dólares.
La suerte del inmigrante de 46 años, quien ganó un enorme premio mayor de Powerball en Oregon este mes —un pago global de 422 millones de dólares después de impuestos, que él y su esposa dividirán con una amiga— ha cambiado su vida. También creó conciencia sobre el pueblo iu mien, un grupo étnico del sudeste de Asia con orígenes en China, muchos de cuyos miembros huyeron de Laos a Tailandia y luego se establecieron en Estados Unidos tras la Guerra de Vietnam.
"Nací en Laos, pero no soy laosiano", dijo Saephan en una conferencia de prensa el lunes en la sede de la Lotería de Oregon, donde se reveló su identidad como uno de los ganadores del premio mayor. "Soy iu mien". Durante la Guerra de Vietnam, la CIA y el ejército estadounidense reclutaron a iu miens en el vecino Laos, muchos de ellos agricultores de subsistencia, para participar en la guerra de guerrillas y proporcionar inteligencia y vigilancia para interrumpir la ruta Ho Chi Minh de abastecimiento que los norvietnamitas utilizaban para enviar tropas y armas a través de Laos y Camboya hacia Vietnam del Sur.
Después del conflicto y de la guerra civil de Laos, cuando el gobierno de Laos respaldado por Estados Unidos cayó en 1975, miles de personas huyeron para evitar represalias del nuevo gobierno comunista: escaparon a pie a través de la jungla y cruzaron el río Mekong hacia Tailandia, según una historia publicada en el sitio web Servicios para la Comunidad Iu Mien en Sacramento, California. Más del 70% de la población iu mien en Laos se fue y muchos terminaron en campamentos de refugiados en Tailandia.
A miles de refugiados se les permitió venir a Estados Unidos. Las primeras oleadas llegaron a finales de la década de 1970 y la mayoría se instaló a lo largo de la costa oeste. La cultura tenía ricas tradiciones de narración de historias, cestería, bordado y joyería, pero al principio muchos tuvieron dificultades para adaptarse a la vida occidental debido a diferencias culturales y lingüísticas, así como a la falta de una educación formal.
Ahora hay decenas de miles de iu miens en Estados Unidos, y muchos de ellos asisten a universidades o inician negocios. Un gran número se ha convertido al cristianismo a partir de sus religiones animistas tradicionales. Hay una importante comunidad iu mien en Portland y sus suburbios, con un templo budista y una iglesia bautista, una organización social activa y negocios y restaurantes.
Cayle Tern, presidente de la Asociación Iu Mien de Oregon, llegó a Portland con su familia en 1980, cuando tenía 3 años. Ahora se postula para el Concejo Municipal. La victoria de Saephan en el Powerball es relevante para otros iu miens, dijo.
"Significa mucho porque todos llegamos acá con muy poco", explicó Tern. "Me enorgullece ver a miembros de nuestra comunidad avanzar y florecer, y me da mucho gusto por él".
Saephan, de 46 años, dijo que nació en Laos y se mudó a Tailandia en 1987, y posteriormente emigró a Estados Unidos en 1994. Se graduó de la escuela secundaria en 1996 y ha vivido en Portland durante 30 años. Trabajó como maquinista para una empresa aeroespacial.
Reveló el lunes que ha tenido cáncer desde hace ocho años y que recibió su último tratamiento de quimioterapia la semana pasada.
"Podré mantener a mi familia y cuidar de mi salud", apuntó. "Encontraré un buen médico para mí".
Saephan, quien tiene dos hijos pequeños, dijo que como enfermo de cáncer se preguntaba: "¿Cómo voy a tener tiempo para gastar todo este dinero? ¿Cuánto tiempo viviré?".
- Reveló que él y su esposa Duanpen, de 37 años, se quedarán con la mitad del dinero y que el resto será para una amiga, Laiza Chao, de 55 años, de Milwaukie, un suburbio de Portland. Chao aportó 100 dólares para comprar un lote de boletos para el Powerball con ellos.
Chao iba camino al trabajo cuando Saephan la llamó para darle la noticia: "Ya no tienes que ir", le informó.
En las semanas previas al sorteo, escribió los números en una hoja de papel y durmió con ella debajo de la almohada, explicó. Rezó para ganar y dijo: "Necesito algo de ayuda. No quiero morir sin que haya hecho algo por mi familia primero".