- NUEVA YORK
Incluso durante un año de noticias preocupantes sobre la situación económica de las empresas de medios en Estados Unidos, los despidos de tres caricaturistas editoriales ganadores del Premio Pulitzer en un mismo día causaron conmoción.
Las destituciones de los caricaturistas que trabajaban para la cadena McClatchy de periódicos la semana pasada fueron un duro recordatorio de cómo está muriendo una influyente expresión artística, parte de una tendencia general de alejarse del contenido de opinión en un sector editorial en apuros.
Los que se quedaron sin trabajo fueron Jack Ohman, del Sacramento Bee de California, también presidente de la Asociación de Caricaturistas Editoriales Estadounidenses; Joel Pett del Lexington Herald-Leader de Kentucky y Kevin Siers del Charlotte Observer de Carolina del Norte.
Ohman y Siers eran empleados de tiempo completo, mientras que Pett tenía un contrato de trabajador independiente. El blog The Daily Cartoonist fue el primero en reportar los despidos del martes.
"Tomamos esta decisión basándonos en que los hábitos de los lectores están cambiando y en nuestro enfoque incansable de brindar a las comunidades que atendemos noticias e información locales que no pueden conseguir en otra parte", señaló la cadena en un comunicado.
La caricatura editorial tiene una historia profusa, la cual incluye las vívidas denuncias de Thomas Nast de políticos corruptos de la ciudad de Nueva York a finales del siglo XIX, y los dibujos de Herbert Block de un Richard Nixon de aspecto siniestro para The Washington Post.
A principios del siglo XX había cerca de 2.000 caricaturistas editoriales trabajando en periódicos, según un informe de la Fundación Herbert Block. En la actualidad, Ohman calcula que hay menos de 20.
El último caricaturista editorial de tiempo completo en ganar un Pulitzer fue Jim Morin del Miami Herald en 2017. Desde entonces, debido a la cifra decreciente de caricaturistas asalariados, los Pulitzer han ampliado la categoría en la que compiten, modificándole el nombre a "Reportes y comentarios ilustrados".
Si bien en ocasiones las editoriales escritas pueden ser pesadas e intimidar a los lectores, el efecto de una caricatura bien hecha es instantáneo, dijo Pett.
Si bien la falta de rentabilidad es un factor evidente en un sector que ha perdido puestos de trabajo en forma tan drástica que ahora muchos periódicos son simples sombras de lo que alguna vez fueron, los expertos dicen que la timidez de los caricaturistas también explica la disminución en su número. Los lectores ya están desapareciendo, así que, ¿por qué darles un motivo para enojarse?
Pett ha estado enfrascado en un enfrentamiento con Daniel Cameron, fiscal general de Kentucky y candidato republicano a la gobernación del estado. Cameron, que es de raza negra, ha acusado a Pett de generar ira con sus caricaturas valiéndose de las tensiones raciales, y en una conferencia de prensa pidió que lo despidieran, sin saber que su deseo se había cumplido horas antes, dijo Pett, acreedor del Pulitzer en 2000.
Sus superiores nunca le dijeron que no caricaturizara a Cameron, pero sí le dieron una serie de lineamientos, compartió Pett. Por ejemplo, le pidieron no retratar a Cameron con una gorra puesta al revés con la frase "Hagamos grande a Estados Unidos otra vez", el slogan del expresidente Donald Trump.