Deportación ‘fast track’ a Nogales

Muchos migrantes que no logran pasar el filtro son deportados a Nogales


NOGALES, México.- Muchos migrantes que no logran pasar el filtro son deportados a Nogales, una amplia ciudad en el lado mexicano del estado de Sonora y terminan en el San Juan Bosco, donde un enorme ventilador en una antigua capilla ofrece alivio del sofocante calor estival.

  • Francisco Loureiro, que gestiona el refugio en un barrio humilde en una colina, dijo que entre los mexicanos circula el rumor de que serán deportados si se entregan a las autoridades para pedir asilo, y que más gente intentará evitar ser capturada. Dijo que un migrante deportado había aceptado el martes la oferta de un contrabandista que estaba junto al refugio para tratar de cruzar sin ser detectado.

Ruiz dijo que no había tenido la oportunidad de explicar a un funcionario de asilo que temía regresar a México debido a la violencia de los cárteles. “Eran preguntas muy directas con respuestas sí o no. No podría decir, ‘Tengo miedo porque....’”, explicó.

Mayorkas dijo que las quejas sobre el proceso eran anteriores a la orden de junio de Biden.

“Tengo confianza en que nuestros agentes y funcionarios cumplen los protocolos, que nuestros protocolos son fuertes y tenemos experiencia sobre las personas que expresan temor”, dijo.

Anahí Sandoval, de 30 años, dijo que había intentado evitar su captura tras cruzar la frontera en Nogales y verse abandonada por el contrabandista en el desierto. Dijo que había huido de Chiapas después de que ella y su esposo, que tenían un negocio de puertas y ventanas, se negaran a ser extorsionados por pandillas: su esposo fue asesinado y ella dejó a su hija con un familiar.

“A los colombianos dan paso, pero a los mexicanos, no”, dijo Sandoval, que no pasó su entrevista y dijo sentirse enojada.

Araceli Martínez, de 32 años, dijo que tiene miedo de regresar a casa con su hija de 14 años con un esposo que la agrede físicamente, pero que nadie le preguntó y ella no sabía que tenía que pedir protección hasta que estuvo en un autobús con destino a México. Antes, los agentes de la Patrulla Fronteriza tenían que preguntar a los migrantes si tenían miedo de regresar a casa. Según las nuevas normas, los migrantes deben decirlo sin que les pregunten o mostrar indicios evidentes de angustia, como el llanto.

Martínez se mostró deseosa de pasar la noticia a otros. “La gente viene pensando que hay asilo, pero no hay asilo”, dijo.


La voluntaria, Edith García, prepara sopa para servir a migrantes, en su mayoría mexicanos deportados de Estados Unidos.