EAGLE PASS, Texas
A los migrantes se les concede la libertad bajo palabra sin analizar sus pedidos de asilo ni preguntarles por qué vinieron a Estados Unidos. Se les da un paquetito sellado con una estampilla azul que dice cuándo vence su libertad bajo palabra.
Este trato contrasta con el de muchos otros migrantes que son expulsados del país sin que se les dé la oportunidad de pedir asilo al amparo de la Title 42, una norma que usó el gobierno de Trump para impedir los pedidos de asilo por razones de salud pública, para evitar la propagación del COVID-19. Un juez federal dispuso hace poco que la norma siguiese en efecto a pesar de las objeciones del gobierno.
La Title 42 es aplicada en forma despareja, sobre todo a los migrantes de México, Honduras, Guatemala y El Salvador, porque México aceptó recibirlos de vuelta.
El comisionado del servicio de Aduanas y Protección Fronteriza, Chris Magnus, dijo que se concede la libertad bajo palabra a migrantes sin antecedentes penales, que generalmente llegan con sus familias y tienen gente que los reciba en Estados Unidos.
“Tratamos de manejarnos de una forma inteligente, reconociendo que hay gente que ha sido estudiada cuidadosamente, que representa un riesgo mucho menor y que puede recibir un trato distinto al de otros”, indicó Magnus en una entrevista.
Hay quienes dicen que esto alienta a que vengan más migrantes y que el gobierno no cumple con el requisito de que se analice “caso por caso”.
Pero Magnus dijo que es “mucho más eficiente” y tan efectivo como liberarlos con citas para que se presenten ante los tribunales de inmigración.
La gente espera y habla con sus familiares por teléfono en un almacén administrado por el grupo sin fines de lucro Mission: Border Hope.
DEPENDEN AHORA DE INMIGRACIÓN
Ese proceso, que lleva tiempo, queda ahora en manos del servicio de Inmigración y Control de Aduanas, que intervendrá en el destino final de los migrantes.
La Patrulla Fronteriza sigue procesando unos 25,000 migrantes por mes a los que envía a tribunales de inmigración, un procedimiento que según sus agentes toma más de una hora.
La libertad bajo palabras, en cambio, toma minutos.
Hace poco, una hondureña en el octavo mes de embarazo fue liberada con la orden de presentarse ante un juez de inmigración en Cleveland, donde la esperaba un tío.
Wheeler dice que no sabe por qué algunos migrantes reciben la libertad bajo palabra mientras que otros son enviados a los tribunales de inmigración, y que tampoco pregunta por qué sucede eso.
“Nuestro objetivo es dar seguridad”, manifestó.