Washington
El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden planea requerir que los pacientes acudan a un médico en persona antes de recibir medicación para el trastorno por déficit de atención o analgésicos que puedan ser adictivos, endureciendo así el acceso a los fármacos en un contexto de crisis de adicción a opioides.
La propuesta podría replantear la manera en la que millones de estadounidenses obtienen algunos medicamentos después de tres años de depender de la telemedicina durante la pandemia.
La DEA dijo el viernes que tiene previsto restablecer los antiguos requisitos federales para los fármacos potentes que se suspendieron tras la llegada del COVID-19, lo que permitió que los médicos recetaran millones de medicamentos como OxyContin o Adderall sin tener que reunirse con los pacientes en persona.
Los pacientes tendrán que acudir personalmente al médico al menos una vez para obtener una receta inicial de los fármacos que, según el gobierno federal, presentan un mayor potencial de abuso por ejemplo: Vicodin, OxyContin, Adderall y Ritalin. Los fármacos podrían volver a recetarse a través de citas médicas a distancia.
La agencia también endurecerá las normas para cómo los médicos pueden recetar otros fármacos menos adictivos a pacientes que nunca han visto físicamente. Sustancias como la codeína, que se toma para aliviar el dolor o la tos; el Xanax, utilizado para tratar la ansiedad; el Ambien, un somnífero; y la buprenorfina, un narcótico empleado para tratar la adicción a los opiáceos, pueden recetarse a distancia para una dosis inicial de 30 días. Los pacientes tendrán que acudir al médico al menos una vez en persona para renovar su receta.
Los pacientes podrán seguir obteniendo recetas de medicamentos comunes, como antibióticos, cremas para la piel, anticonceptivos e insulina, a través de consultas a distancia.